miércoles, agosto 16, 2006



En fin, de las ruinas no comento nada pues es un espectáculo grandioso, sobre todo cuando imaginas cómo se pudo organizar todo aquello en ese rincón perdido del mundo. Se ve mucho fanático (supongo que del esoterismo y otras creencias) pegado a las piedras, intentando absorber la energía de los antiguos pobladores del templo.

Regresamos por la tarde a Cuzco, cenita güai, copilla en un sitio de bailoteo y a la cama.
La ciudad es preciosa, y aunque hay mucho turismo y parece que mucha marcha nocturna, tienes la sensación de retroceder en el tiempo.

La verdad es que todo en Perú ha sido de lo más agradable, se respira mucha tranquilidad, la gente es amablísima y con esa educación natural que se presta a facilitarte todo. Mucha sencillez y al mismo tiempo, abundancia y disponibilildad de cualquier cosa que se te ocurra. De la gastronomía, con que veáis las fotos es suficiente.

Regreso a Lima. Como nos gustó tanto el Gran Hotel Bolívar, habíamos reservado para dormir y cenar allí la última noche de Perú. Antiguo y precioso, nos recordó al Nacional de La Habana. Como detalle, la habitación con dos dependencias de dos camas cada una, debía medir unos 100mts.cuadrados. Incluyo una foto del hilo musical para que os hagáis una idea de la época. ¡Y todo por 70$US!
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