jueves, enero 18, 2007


Otra vez en Rabat recuperando la rutina, después de unas navidades intensas. Supongo que las cogí con más ganas por eso de estar en el extranjero, pues aunque siempre me han gustado, este año no he parado de comer, charlar, beber, cantar y reír.

También he tenido algunos “momentos intelectuales” porque presenté en Toledo la aventurilla de mi libro Esas pequeñas cosas. La idea de la presentación, que surgió de Mila (amiga y encargada de Hojablanca), he de confesar que me asustaba un poco ya que nunca tuve intención de divulgar tanto esta especie de trabajo manual hecho en el colegio. Si lo había publicado era, como comento en el prólogo, para archivar unas historias y así obligarme a comenzar otras; prueba evidente de ello es que el título inicial era: Esto para el archivo. Pero bueno, finalmente salió todo estupendo, Joaquín Copeiro escritor y amigo de Toledo hizo una exposición muy agradable y me ayudó a salvar el momento de pudor-vergüenza con preguntas y comentarios sencillos y cariñosos. Además, como estaba rodeada de familia y amigos por todas partes me sentí muy a gusto; creo que todos lo pasamos bien el ratito de la presentación, con los cantes de Ulises y con los vinos y tapas de Domingo que lógicamente no podían faltar. Pongo algunas fotos para que los que no estuvisteis os hagáis una idea. El “Clown Edy” (Edouard) tampoco se lo perdió. ¡Qué gusto tener esta familia tan variopinta y con tantas ganas de liarla¡

Como cualquiera puede imaginar, me ha costado recuperar el cuerpo y la mente y ponerlos otra vez a funcionar a ritmo normal. El estómago ya gritaba de desesperación y el cerebro, marinado en vino y gin-tonic, sólo producía frases simples o monosílabos. No importa, ha merecido la pena y además, con dos días de asueto, me pongo en orden. Mi capacidad de recuperación es bastante amplia y en estos momentos estoy ready (en plan sudaca) para cualquier cosa.






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