lunes, marzo 10, 2014

Cinco días en Roma (que se han quedado cortos)

 

Aunque había pisado suelo romano no puedo decir que conociera esta ciudad pues sólo estuve unas horas de paso a Bolonia. Nunca es tarde si, como en este caso, la dicha es buenísima.

Comienzo por el principio que es como se debe hacer ¿no?

Allá por septiembre llegó un anuncio de esos de ofertas de vuelos de Iberia y el gusanillo, que en mi caso es una solitaria de gran tamaño, se despertó, empezó a reptar, Amsterdam, Roma, Londres…, empezó a sondear, Luisi, Ramón, Ana…y ¡zas! surgió la media maratón de Roma el día 2 de marzo. Listo, no se hable más, un click y comprados los billetes.

Luisi, Ana y yo nos fuimos el miércoles 26 y Ramón el viernes 28, los cuatro volvimos el lunes 3. Por cierto la misma idea nuestra la debió de tener muchísima gente porque tanto el vuelo de ida como el de vuelta venían al máximo de capacidad, no, en realidad superando su capacidad, el equipaje en el espacio para los pies no creo que sea lo programado.

Para compensar esta incomodidad el hotel HQH Trevi estaba estupendo, muy acogedor, el personal (sólo una chica pero más que suficiente) muy agradable y supereficiente. Está cerquísima de la Fontana de Trevi y además de un estupendo desayuno te ofrecen todas las tardes una copita de champán y un pequeño aperitivo, un detalle.

http://www.hqhtrevi.it/index.html

DSC_0122 Esta era la entrada al piso en donde estaba nuestra habitación que hacía de escritorio.

Sólo tuvimos un problema con este hotel y es que la conexión wifi estaba estropeada y no se arregló en el tiempo de nuestra estancia.

En Roma hay tantísimas cosas para ver que uno se tiene que organizar, más si es la primera vez y tienes los días tan contados como nosotros así que optamos por “empezar por el principio”: la Roma antigua. De mañanita nos pusimos a caminar en dirección al Coliseo, la Fontana de Trevi fue lo primero pues estaba muy cerquita del hotel, el Panteón, la Plaza Venecia, Campidoglio…hasta llegar al Foro. Al llegar a la entrada al Coliseo nos encontramos con una cola de espera demasiado larga para perder el tiempo y decidimos llamar a Ramón para que comprara las entradas a través de internet y así poder llegar el sábado a tiro hecho. La verdad es que nos habían advertido de este problema en el Museo Vaticano pero no en el Coliseo. No importaba nada, paseamos alrededor del Foro que se ve muy bien pues las alturas te permiten ver casi todo.

 

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Dejando el Foro y el Teatro de Marcelo atrás cruzamos al Trastevere por la Isla Tiberina, al llegar a la primera placita encontramos un restaurante con una terraza muy mona y como estábamos bastante cansadas no nos lo pensamos, allí nos aposentamos aún a sabiendas de que las posibilidades de que nuestra carnaza de turista se cotizara alta. No nos equivocamos, la comida bastante regular y un camarero dicharachero que decía que no era época de alcachofa, la típica respuesta del que para justificar que no puede ofrecer algo te trata como un tonto. A pesar de todo no nos molestamos lo más mínimo, estábamos tan a gusto.

Volvimos por el mismo camino pero parando en un barecito monísimo con terraza que queda justo en la mitad del camino de la Isla Tiberina, copita estupenda con algo de sol.

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Más paseo

_3020477 Plaza San Ignacio
_3020478 Monumento a Victor Manuel II
_3020479 Quattro Fontane

Es gracioso porque cuando dices: “Me ha encantado Roma” todo el mundo piensa que es casi una obviedad y, en cierto modo, es así, pero yo, cuando digo esto, no me refiero sólo a su belleza arquitectónica que es indudable, sino a la vida que se respira, a esa especie de caos circulatorio entre medias de las hordas de turistas y vendedores, a esos comercios tan variados y con tanta personalidad la mayoría de ellos.

El motivo de este comentario aquí, en medio del recorrido, es que me he dado cuenta de que las fotos, si bien son bonitas, no reflejan para nada las sensaciones tan buenas que hemos tenido paseando por esta ciudad, pero bueno todavía no se ha inventado la “cámara de registro de sensaciones”.

Seguimos pues con la visita al Coliseo y al Foro, un lugar que impresiona porque te hace darte cuenta de que, aunque nos creemos hoy muy listos y avanzados, lo que hicieron estos romanos es casi inexplicable o mágico ¿cómo movieron esos pedruscos, cómo los subían a esas alturas, cómo calculaban para que no se les cayeran, cómo, cómo,cómo…? Una lección de humildad.

El viernes salimos con la intención de pasear por Villa Borghese, Piazza del Popolo y toda esa zona norte, pero al subir por la Vía Veneto empezó a llover, compramos sendos paraguas a un vendedor indio pero entonces empezó a jarrear, imposible seguir. La solución se nos puso delante: cafecito en el legendario Harry’s Bar http://www.harrysbar.it/ la experiencia es cara pues aunque ya no haya ningún personaje de la Dolce Vita por allí, te cobran por imaginártelo, 14€ una tacita de chocolate, muy bueno, eso sí y acompañado de varios pastelitos.

Cuando escampó nos dirigimos hacia la famosa Piazza Spagna para luego recorrer las calles comerciales de alrededor, la Vía dei Condotti con todas sus super tiendas (Bulgari,Max Mara, Louis Vuiton…), la Vía Frattina un poco más humilde…hasta llegar a la Vía del Corso. Estábamos muy cerca del Mausoleo de Augusto o Museo dell’Ara Pacis y entramos a verlo, otra obra increíble.

DSC_0072 Típica foto en las escalinatas de la Piazza Spagna.
DSC_0075 Ara Pacis
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A la hora de comer buscamos un restaurante que recomendaba Enric González en su libro “Historias de Roma”, por cierto, libro que recomiendo a todo el mundo que conozca o vaya a conocer Roma. Se llama La Matricianella http://www.matricianella.it/ ¡Todo un descubrimiento! cocina tradicional muy bien preparada y a unos precios muy razonables. Aquí empezamos la dieta de la alcachofa, carciofi en italiano, a la giudia o a la romana, buenísimas en cualquiera de estas versiones.También comimos flores de calabaza rellenas, exquisitas.

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Nos gustó tanto este sitio que repetimos otro día, para mi gusto ha sido el mejor y eso que hemos comido muy bien en general.

Otro paseo muy agradable fue el del sábado a mediodía por el Trastevere, el mercado de la Piazza San Cosimato es una gozada, unas frutas y verduras que daba gusto verlas. En una terraza, en la misma plaza, nos tomamos un aperitivo y luego comimos en un restaurante que nos recomendó un señor muy simpático: “El rigatoni democratici” también se llama Hostería Capo de Fero. Muy buena comida a buen precio, no tiene la exquisitez del anterior pero recomendable.

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DSC_0106 DSC_0108Nuestras queridas alcachofas.

Después de comer seguimos paseando, ya por el centro de Roma e hicimos otra paradita en El Campo dè Fiori, otra de mercado colorido y animadísimo.

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Como Ramón llegó un poco más tarde que nosotras volvimos a recorrer algunos sitios como el Panteón y la Piazza Spagna

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El domingo Luisi se fue muy temprano a su carrera y Ana, Ramón y yo deambulamos por ahí disfrutando tranquilamente y haciendo algunas compritas, terminamos tomando el aperitivo en una especie de taberna –prosciutteria que estaba cerca del hotel, venden todo tipo de fiambres y quesos italianos para llevar y para comer allí en unas tablas espléndidas. Os dejo la referencia porque merece la pena, si queréis ver unas imágenes de las tablas y del local pinchad + Ctrl en este link de TripAdavisor <a href="http://www.tripadvisor.es/LocationPhotoDirectLink-g187791-d6216305-i91245095-La_Prosciutteria-Rome_Lazio.html#90813084"><img alt="" src="http://media-cdn.tripadvisor.com/media/photo-s/05/69/b2/9c/la-prosciutteria.jpg"/></a><br/>Esta foto de La Prosciutteria es cortesía de TripAdvisor

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El domingo queríamos ir a un restaurante en el que habíamos estado picando algo una noche y que nos gustó mucho, además su especialidad eran los platos con trufa negra y blanca, pero no pudimos pues el domingo cerraba por descanso, lo dejaremos para la próxima vez. Se llama “Osteria Barberini” http://www.osteriabarberini.com/ 

La chica del hotel nos propuso otro en el que nos reservó que era un poco más pijo por la misma zona (cerca del hotel) se llama “Il Piccolo Mondo” http://www.ristorantepiccolomondo.it/ comimos bien pero todo un poco más sosillo. Tomamos alcachofas y yo recuerdo un cochinillo bastante rico.

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La corredora y nuestras amadas carciofis.

La mañana del lunes, día de nuestro regreso, la reservamos para visitar el Vaticano. Por suerte llevábamos las entradas compradas desde Madrid porque a las nueve de la mañana la cola ya era considerable. Nos compramos una audioguía y cada uno se desperdigó por las salas, pinacotecas, capillas…una barbaridad de obras de arte acumuladas, yo diría que hasta cansino, ostentoso o quizás alguna sensación de mosqueo, pero indudablemente grandioso. Unas fotillos solamente para dar fe de que allí estuvimos porque la realidad desborda con mucho cualquier imagen.

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Nos despedimos de Roma comiendo un pizza en la Piazza Navona.

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Un estupendo viaje pero, como decía al principio, se me ha quedado muy corto, me han faltado muchos paseos sin rumbo por esta ciudad tan bonita ¡Volveré sin duda el año que viene!