martes, octubre 22, 2019

UN PASEO POR MALLORCA E IBIZA

A finales de septiembre Ramón y yo hemos ido a Baleares con la "excusa" de visitar a un amigo que trabaja desde hace un año en Palma de Mallorca. Mi única experiencia en esta isla había sido en el siglo pasado (allá por el 75 😧😧) en una excursión de fin de curso, o sea, como si no hubiera estado porque sólo recuerdo anécdotas de risas con mis amigas, de la ciudad nada.

La parte de Mallorca ha sido un poco diferente a las rutinas habituales de nuestros viajes por varias circunstancias, una que nos hemos movido en el entorno de nuestro amigo en vez de deambular como turistas, y otra que hemos coincidido con Paloma sobrina (su pareja y su niña), y con Fede amigo (su pareja y su hijo que estudia allí). Los planes, como es lógico, son diferentes.

No hemos conocido la isla, sólo Mallorca y algunas playas de alrededor como Illetes , Torre d'en Pau y Can Pastilla. Por todo esto sólo dejo unas referencias sueltas para que no se me olviden y por si le sirven a alguien.

- La catedral preciosa y ubicada frente al mar. (las fotos no son mías)


- Las ensaimadas en Ca'n Joan de s'Aigo acompañadas de un sorbete de avellanas, riquísimo.
- Sobrasadas y embutidos mallorquines en Can Llompart 
- Tapeo en Mesón Los Rafaeles 
- Comer en Mesón Ca'n Pedro en la pedanía de Génova.
- Tardeo (vocablo que utilizan para referirse al tapeo de sábado seguido de copeo e incluso discoteca) en el Mercado de Santa Catalina.

Unas fotillos de algunos buenos momentos:


En el Mercado de Snata Catalina


Torre d'en Pau

Illetes

Oliva con su guitarra








EXCURSIÓN A IBIZA

Había que aprovechar el salto a las islas para conocer Ibiza. La isla más famosa del país era una desconocida para mí pero llevábamos muchísimas referencias de gente diferente que la conoce.

Muy graciosa la imagen que captamos al llegar: una chica con sus rulos echando un cigarrito ¿será la moda ibicenca del año?
Alquilamos un Fiat 500 monízimo.

Nos alojamos en el municipio de Santa Eulalia y creo que acertamos pues es un pueblo muy agradable, turístico como todo en la isla pero con buena playa y puerto y creo que tranquilo en cuanto a gentío nocturno.

Soltadas las maletas nos dimos un buen paseo por el puerto (con vinito en bar asturiano total) y caminando llegamos a un restaurante muy glamouroso en el que comimos muy bien, carillo pero el sitio, pegado al mar y decorado precioso, mereció la pena. Se llama Ses Savines.


Al día siguiente excursión por Eivissa la capital. Me pareció muy cómodo el parking enorme que hay cerca de la zona antigua que es, lógicamente, la más masificada por los turistas.

Paseo arriba y abajo.








Y comida en un local curiosisimo que nos recomendó Ulises. Es una casa de comidas tipo taberna con solera en la que, casi con seguridad, tienes que compartir mesa pues se come muy bien a un precio estupendo. Se llama Comidas San Juan.



Después de un recorrido precioso lleno de pinares paramos en Santa Gertrudis, un pueblín (que dirían los asturianos) muy mono en el que es muy famoso el Bar Costa, famoso por sus bocatas de jamón y otras chacinas. A pesar de que la hora no era muy propia había mucha gente dándole al diente. 
Nosotros, como veníamos comidos, nos tomamos una copilla en una terraza de la zona peatonal y nos compramos un bocata para la cena. Buenísimo.

Como ya  empezaba a caer la tarde salimos hacia el norte de la isla hacia la Cala de Benirrás que también nos habían recomendado. Un acierto, la cala es muy bonita y original porque tiene en medio de la vista hacia el horizonte un saliente de roca que parece una escultura. Un grupo de hippies con sus tambores nos amenizaron el espectáculo y el estupendo baño que nos dimos.





El viernes partimos en dirección hacia San Antonio (por eso de la fama) pero, una vez aparcados, dimos un paseo hacia el famoso Café del Mar que a esa hora estaba cerrado. No nos gustó nada este pueblo, construcciones feas, paseo incómodo y ambiente de guiris en el sentido más estereotipado. Así que  vuelta al coche para regresar hacia el interior de esta isla que, en mi opinión, es mucho más 
bonito y agradable.
Gracias a otra recomendación de un amigo nuestro que vivió allí tiempo paramos a comer en un restaurante parrilla en mitad del campo. Se llama Cas Pagés. Es una especie de merendero glamuroso con una excelente parrilla y con algunos platos típicos muy bien cocinados como el arroz de matanza que probamos. Muy, muy recomendable.



De vuelta a casa paramos en Cala Martina a la sobremesa, relajante y con vistas bonitas.

El cielo empezaba a ponerse oscuro así que volvimos a Santa Eulalia para dar un último paseo al lado del mar que estaba muy animado.



El sábado tempranito avión de vuelta a Palma para rematar el viaje con nuestros amigos Fede y Begoña.

Decidimos ir a Can Pastilla una población cercana a Palma con una buena playa y buena oferta hostelera porque es bastante turística. Por suerte aquí también teníamos recomendaciones y esta de arroz bueno, La Payesita, nos apeteció.




La comida muy rica y a buen precio, más las copitas de después en una terraza al lado del mar con la excelente compañía, hicieron del sábado una experiencia estupenda.

Por la noche salimos a picar algo a una terraza bastante peculiar por la variedad de gente que había (dentro y fuera) pero que quiero dejar anotada porque el picoteo era muy bueno. Esa noche el camarero protestaba mucho porque, al ser la noche de los museos, no daba abasto y tardó bastante en atendernos pero todo estaba rico. Mesón Los Rafaeles.

Nuestro último día en Palma, ya un poco cansados y resacosos, lo dedicamos a pasear por la zona del puerto y a conocer la catedral, en fin, de turisteo vago.

Con Fede, Begoña y Tomás

Hasta aquí nuestro paseo balear.