El mes de octubre pasado en vista de que el otoño madrileño se presentaba tranquilo, me acerqué al Centro Cultural Galileo para hacer algun curso y como ya era tarde, sólo quedaba alguna plaza vacante en Capoeira o en Neurobic, la decisión fue inmediata porque la capoeira, a estas alturas de curso, la tengo descartada.
Para los que nunca hayáis oído esta palabra os pongo una referencia sencilla de lo que significa:
Neurobic es una nueva forma de ejercicio mental propuesta por el neurólogo fallecido Lawrence Katz. Este ejercicio supone el uso de “rutas neuronales” diferentes de las conocidas habitualmente. Utilizar sentidos desarrollados en nuevas situaciones o bajo condiciones y factores diferentes a lo habitual. Se trata de pasar de lo habitual a lo espontáneo.
Vestirse con los ojos cerrados, por ejemplo, usar tapones para experimentar un entorno sin sonido, aprender nuevos lenguajes o simplemente romper la rutina fijada en nuestro mapa de conexiones neuronales.
Cambiar de estrategia y realizar nuevos caminos es, en definitiva, lo que proponía el neurólogo en su ejercicio llamado “Neuróbic”.
El curso lo impartía Nury Barrios, una profe estupenda, y alumnos éramos quince aproximadamente, todas mujeres excepto dos hombres. Tan mayores de edad todos que si se sumaran los años que acumulamos tendríamos casi nueve siglos de vida. Imaginaos la cantidad de historias, experiencias y sensaciones buenas, malas y regulares que se pueden acumular en tanto tiempo.
Creo que la idea que nos impulsó a la mayoría a apuntarnos a este curso era la inquietud que genera la pérdida de memoria, el malestar que producen hechos como el no saber dónde has dejado las cosas, el ir a un punto de tu casa a por algo y no acordarte de lo que ibas a buscar, el no recordar muchos nombres de actores, títulos de libros, etc. En definitiva, la toma de conciencia de la edad y un espíritu activo frente a los inconvenientes que van apareciendo cada día.
Una primera sensación agradable la produjo el simple hecho de constatar que esa inquietud es común porque a todos nos sucedía lo mismo, vamos, que una no está tan mal como creía. Nury además nos animó mucho pues su experiencia con gente mayor es grande y parece que no éramos de los peores.
Otro aspecto positivo eran las actividades que hemos llevado a cabo, juegos de todo tipo, música y propuestas varias para comunicarnos y conocernos. Dos horas muy divertidas y que día a día fueron generando una complicidad y un interés común en disfrutar de cosas tan sencillas como contarnos batallitas, preferentemente alegres, o sentarnos a merendar o a jugar a las cartas.
El curso acabó y desde que ha comenzado este año nos reunimos todos los jueves cada vez en una casa diferente, de los dos hombres nos hemos quedado con uno, nuestro ídolo, pues habiendo pasado la barrera de los 80 era el más aplicado de la clase. Un militar retirado excepcional, pinta unos cuadros preciosos, lee, navega por internet y disfruta enseñando a sus nietos todo lo que puede. De las mujeres como somos muchas no voy a entrar en detalles, únicamente decir que somos de los más variopinto: solteras, casadas y viudas, ateas y militantes católicas, empleadas (jubiladas) y amas de casa, con vidas azarosas y vidas “normales”…en fin muy variadito.
Aunque la idea manifestada el día de la despedida del curso fue la de seguir practicando un poco el Neurobic, nadie ocultaba el deseo de mantener, o por lo menos intentar, la relación y el buen ambiente que se había generado. No es habitual en estos tiempos que corren y a estas edades, que uno se tope con situaciones tan genuinas.
Para terminar esta perorata quiero decir que ahí seguimos, lo de los juegos lo intentamos cada jueves pero nos quedamos en los comienzos, de momento lo que mejor hacemos es comer y beber. ¡Ah! también hemos quedado un día por la mañana para ir al Prado!
Supongo que si todo sigue bien jugaremos a las cartas o a lo que nos dé la gana, pero seguiremos disfrutando.
Un cuento no está completo si no tiene ilustraciones, así que ahí van unas fotos del primer jueves de “juntete”
1ª de derecha a izquierda: Emilia, Pilar Mar, Fela y Gloria.
2ª de derecha a izquierda: Mar, Fela, Gloria y Teresa
3ª de derecha a izquierda: Teresa, Amalia, Araceli y Lola
4ª de derecha a izquierda: Emilia, Lola, Pilar, Mar, Gloria, Teresa, Bernardino, Amalia y Araceli.
5ª de derecha a izquierda: Emilia, Lola, Pilar, Mar, Gloria, Teresa, Fela, Amalia y Araceli.
6ª de derecha a izquierda: Emilia, Lola, Pilar, Mar, Bernardino, Gloria, Araceli y Amalia.
