jueves, noviembre 24, 2016

…Y SE ACABÓ EL VIAJE A CHILE (Parte III)

IMG-20161111-WA0017En vuelo desde Puerto Montt llegamos a Punta Arenas, la última ciudad del continente americano, el punto más austral de la masa continental de América. Más al sur se encuentran Ushuaia y otros territorios pero son islas. La idea de visitar esta ciudad vino por dos motivos: uno porque es casi inevitable para visitar las Torres del Paine y otro porque me llamaba mucho la atención la idea de ver el estrecho de Magallanes y pensar que estaba en “el culo del mundo”.
Precisamente estuve leyendo esos días el libro de Stefan Zweig “Conquistador de los mares: la historia de Magallanes”.
Hasta que se abrió el canal de Panamá fue una ciudad muy próspera pues está a orillas del estrecho de Magallanes, un punto estratégico que comunica el océano Atlántico y el Pacífico. A mediados del siglo XIX llegaron multitud de colonos europeos que se dedicaron a explotar la minería y la ganadería y a prestar servicios a los barcos que comerciaban por el estrecho. Quedan de esta época muchos edificios de estilo europeo y un diseño de ciudad bastante cuidado (calles amplias y bien distribuidas).
Actualmente es una de las ciudades con mejor renta per cápita de Chile gracias a la extracción de petróleo y a la actividad portuaria (muchos cruceros y viajes a la Antártida), también hay bastante ganadería.
La sensación que te da en un primer momento es algo inhóspita pues es muy extensa y algo rara. Pero según te vas moviendo por ella le vas sacando el jugo, por el centro te encuentras con unos palacetes muy bonitos como el de Sara Braun y el de Braun Menéndez (dos personajes para un culebrón), un cementerio elegante y curioso, su plaza de armas con estatua de Magallanes…y unas avenidas anchas con bulevares en medio en los que hay unos árboles espectaculares y gigantescos. Buena oferta gastronómica y me dio la sensación de que es una ciudad bastante activa.  
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La reserva que habíamos hecho aquí a través de Booking la cambiamos unas semanas antes, en un principio reservamos dos cabañas para cuatro personas cada una pero más adelante el dueño nos ofreció un departamento al lado con tres dormitorios. También esta vez acertamos porque era un piso (hablando en castellano) independiente amplísimo y recién reformado. Muy cómodo. El alojamiento se llama Cabañas Shenu Patagonia y lo recomiendo totalmente, además de las condiciones del alojamiento, el trato fue amabilísimo y nos dieron todo tipo de facilidades como lo que ya comenté al principio de guardarnos parte del equipaje en los días que viajamos a Puerto Natales.20161025_094640IMG-20161028-WA0096La recepción de Shenu Patagonia
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El señor que nos vino a recoger al aeropuerto nos ofreció para el día siguiente un city tour  y una excursión de todo un día para ver los pingüinos rey. Unos elegimos un plan y Ana (por su amor a estos animalitos) y Chus el otro. Creo que cada uno disfrutó lo suyo, nosotros viendo monumentos curiosos y bonitos de la ciudad, y comiendo centolla y ellas viendo otra especie diferente de pingüinos, haciendo fotos al paisaje magallánico y también comiendo centolla.
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Los piscos en este hotel tan bonito (dentro de la casa de Sara Braun) sabían a gloria. El rojo está hecho con calafate una fruta de bosque parecida al arándano y el naranja es mango sour.
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El día antes de regresar a Santiago dormimos también en Punta Arenas, comimos carnaza buena en un restaurante que se llama Los Ganaderos y paseamos tranquilamente.
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Una historia muy curiosa es el caso de la inmigración croata (dálmatas en su mayoría) que fue muy importante en Chile a principios del siglo XX, la mayoría se instalaron o en el norte (Antofagasta) o en esta zona de Magallanes. El piso nuestro estaba en el barrio croata de Punta Arenas  que ha debido de tener mucha historia, si queréis profundizar podéis pinchar aquí: Barrio Croata
Este Café Inmigrantes estaba cerca y era muy acogedor además de ofrecer unas tartas caseras interesantes.
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Uno de los destinos del viaje más esperados era Puerto Natales y más concretamente el Parque Nacional Torres del Paine, así que después de tres horas de viaje en autobús desde Punta Arenas llegamos a lo que será nuestra última aventura de Chile.
Puerto Natales es una ciudad pequeña que vive mayormente del turismo, en otros tiempos fue famosa por un gran frigorífico que se construyó en 1915 (Frigorífico de Puerto Bories) que tuvo mucha actividad con buques mercantes que llevaban carne a Europa. Las instalaciones se han conservado perfectamente y ahora es un hotel de lujo de la cadena SIngular Hotels.
Nuestro alojamiento era bastante más modesto pero ubicado en pleno centro de la ciudad. Sencillo pero suficiente y, como siempre, con una atención perfecta.
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Excursión a Torres del Paine: empezar aclarando que hay muchas formas de visitar este parque y nosotros elegimos el más cómodo pero lógicamente el más reducido.
Para adentrarse bien hay que hacer una ruta de cuatro días (la llaman W) pero nosotros ni teníamos tiempo ni preparación física para hacerlo, la otra ruta es de 10 días ¡Impensable!
Lo nuestro fue un tour por el Mirador del Lago Nordenskjold, Mirador del Lago Grey, Glaciar Grey, el Macizo del Paine y el Lago del Toro, los Cuernos del Paine, la mayor parte en minibús y alguna caminata cuando el viento nos lo permitió.
Sobran las palabras cuando tengo estas fotografías.
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Preciosos y exóticos paisajes con los que disfrutamos a tope.
Rematamos nuestra tournée por este país con (por supuesto) una cena estupenda en el restaurante Giratorio de Santiago, se come muy bien pero merece la pena ir porque está en un piso 18 y gira así que ves perfectamente toda la ciudad.
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Y nos vamos “a descansar” a Buenos Aires Open-mouthed smile Winking smile  In love