jueves, septiembre 12, 2019

POR FIN CONOCÍ TENERIFE

De las islas Canarias conocía Las Palmas, Lanzarote, Fuerteventura y La Palma, pero Tenerife, una de las más importantes, la más turística, no.

Fue por eso que este verano, para el viajecito habitual de los cuatro hermanos "pequeños" se me ocurrió que era una buena oportunidad, así que vuelo y apartamento de Airbnb en marcha. Antes de hacer nada consulté con una prima que vivió en Santa Cruz bastantes años y sé que mantiene buenas relaciones con gente de allí, sobre todo para elegir el lugar ideal de residencia. Es importante para nosotros pues aunque la isla es pequeña y te mueves con facilidad de un lado a otro, el punto habitual  al que llegas por la tarde después de una dura jornada de turista, nos gusta que tenga vida local. Así mismo, si alguno de nosotros quiere darse "vacaciones de las vacaciones", como dice mi hermana Conchi, y pasar de excursiones, pues se queda en un sitio entretenido y cómodo.

Por todo lo anteriormente expuesto nos decidimos por Santa Cruz la capital, quizás la menos turística pero la que más vida local tiene.

Llegamos el viernes 16 de agosto a nuestro apartamento estupendo en pleno centro de Santa Cruz.
La ubicación era perfecta, en una calle paralela a la avenida Francisco la Roche que va paralela al mar. La orientación, sin embargo era oeste, hacia el interior y eso hacía que por las tardes el sol pegara un poco fuerte en esta terraza tan estupenda de un sexto piso. Pero bueno, tenía buenos toldos y nos ocupábamos de dejarlos echados hasta la puesta de sol. He de decir que esperaba menos calor en esta isla, pero supongo que las fechas en las que fuimos son arriesgadas a este respecto. No obstante yo he dormido bien pues las noches eran fresquitas.

Paseo-inspección por la ciudad y una buena comidita en el restaurante La Esquina de Gamonal, fresco y muy bien atendido. Destaco una pata asada (plato de cerdo típico) y un vino blanco seco que nos recomendó el camarero, se llama Brumas de Ayosa.


A propósito de los vinos he de decir que me ha sorprendido muchísimo la variedad de ellos que hay criados exclusivamente en tierras canarias. Yo, ignorante de mí, sólo conocía la uva malvasía de Lanzarote  de la  marca El Grifo.

Por las temperaturas que hemos tenido sólo hemos probado vinos blancos fresquitos pero he visto que tintos también hay. Miento, en un guachinche (taberna, venta, boliche, chigre...) nos dieron una frasca de tinto joven (el único que tenían) que tampoco estaba mal.

El sábado excursión a La Laguna. Buen paseo por todo el casco antiguo que me encantó, casi todo peatonal y con unos edificios coloniales muy bonitos.



Cuando llegó la hora de comer nos decidimos por las piscinas naturales de Bajamar y gracias a Tripadvisor reservamos en un restaurante muy bueno con un nombre tan original como Casa Pepe.
La ubicación no podía ser mejor porque comiendo teníamos vistas como estas




Así cualquier comida sienta bien.
El dueño (el hijo de Pepe) nos agradeció mucho que llegáramos antes de la hora prevista y, como estaba vacío aún, nos pudo recomendar tranquilamente y contarnos algunas cosas curiosas de la isla.
Probamos casi todo lo que tenía en la carta, variado y rico. Otro vino recomendable: Tajinaste. El nombre se refiere a una planta preciosa que crece en las laderas del Teide.

Un inciso que creo que merece la pena. En este viaje hemos constatado que si vas de turista a un lugar de moda (o con mucho turismo) y especialmente en fechas de mayor afluencia como eran las nuestras, lo mejor es ir temprano a casi todo. En los restaurantes te atienden mejor, en las atracciones vas mucho más tranquilo, aparcas con menos dificultad. Lo comprobamos sobre todo en el Teide al ver llegar las oleadas de gente cuando nosotros salíamos y en los restaurantes cuando se llenaban de familias mientras tomábamos el postre.  


Vuelta a Santa Cruz y paseíto entre los preciosos flamboyanes.

Domingo chicharrero (así llaman a los habitantes de Santa Cruz). Visita al Museo de Naturaleza y Arqueología, Mercado Nuestra Señora de África y rica comida en el Mesón Clavijo 38.

 Terminamos con una buena siesta en casa.


El lunes teníamos reservadas entradas para la subida al Teide y la visita guiada al Observatorio Astrológico. Madrugamos bastante pero mereció la pena.






Lo que más nos gustó fue la visita al Observatorio y eso que la contraté con poca fe, por simple curiosidad. Es el mayor observatorio solar del mundo. La recomiendo a quien vaya.

El guía que nos recibió al grupo (20 personas más o menos) era, además de simpático y dispuesto a todo, un arqueoastrónomo. Yo, hasta ese día, no había oído hablar de esa rama de la ciencia pero parece que se dedican a estudiar los conocimientos astronómicos de las civilizaciones antiguas.

La charla no pudo ser más interesante y amena, todos nos mirábamos con cara de pensar "¡qué ignorantes somos!" Además de informarnos de como funciona el observatorio y las colaboraciones con otros países, nos contó las formas que tienen de ver el universo a través de los telescopios, pudimos observar el sol con unos telescopios pequeños que hay en el exterior...y todo contado con un lenguaje asequible y preciso.



Después de la estupenda excursión al Teide y al Observatorio bajamos hacia la Orotava con intención de dar un paseo y comer por ahí. Bajando con el coche nos impresionaron muchísimo las cuestas que se veían por todos lados (y eso que somos de Toledo), así que nos saltamos el paseo y buscamos en Tripadvisor un sitio para comer. Esta vez no hubo mucha suerte. El lugar elegido era un guachinche (nos dio la sensación de que había cambiado de dueños) que tenía poca cosa, "El Barranquillo" se llama. No obstante, todo lo que comimos estaba rico y el precio de lo más ajustado.

El martes echamos el bañador al bolso y nos acercamos a la playa de Las Teresitas. Es la playa de los chicharreros y está a 6 km. de la ciudad, de arena blanca traída del Sahara. El agua es fresca pero muy tranquila gracias a un espigón que la deja como una piscina natural. Un baño muy agradable.
Por lo que he oído no estaba muy bien en cuanto a servicios pero parece que ha mejorado mucho pues nosotros nos encontramos con un estupendo aparcamiento, cabinas para cambiarse y unos chiringuitos nuevos y muy bien atendidos. Una curiosidad que, para mi gusto, los hace muy agradables es que tienen un servicio de reserva de dos hamacas y sombrilla por 20 euros, pero te ponen una pulserita y, si consumes 20 euros en comida o bebida, te salen gratis. El servicio en mesas y hamacas es muy bueno.

Al lado de los aparcamientos nos llamó mucho la atención un cementerio que parece abandonado y, como es lógico, pregunté al "tío Google". Tiene una historia curiosa pues se dejó de utilizar a raíz de una epidemia de cólera a finales del XIX al quedarse pequeño para enterrar a los muertos del municipio de San Andrés al que pertenece, se sigue visitando el día de los Santos por familiares que aún viven. Pero lo que más me llamó la atención es que este paraje parce que llamó mucho la atención al grupo musical U2 cuando estuvieron en la isla y grabaron imágenes para el vídeo clip de Achtung Baby.



Otro servicio añadido es el que ofrece Rodilla 👍👍

Comimos en San Andrés en el restaurante El Petón, un guachinche recomendable aunque creo que los debe de haber mejores. Ese día cerraban bastantes.

El día siguiente lo dedicamos también a Santa Cruz, sobre todo al Parque Marítimo César Manrique. Tienen muy buena pinta las piscinas pero nosotros fuimos de paseo por los alrededores del Auditorio y al Palmetum, un jardín botánico dedicado especialmente a palmeras traídas de medio mundo. Muy entretenido.


Curioso este pequeño acantilado dedicado a músicos de todos los tiempos.




Para celebrar lo a gusto que estábamos nos fuimos a comer a un restaurante que nos habían recomendado que se llama "El Coto de Antonio". Como casi siempre en este viaje comimos muy buen pescado y a precio decente.

El 22 nos tocaba la costa de Garachico y el drago milenario de Icod de los vinos. Esto último no deja de ser una simple curiosidad para explotar un poquito a los turistas. Bonito.

Me gustaron mucho más las piscinas naturales de Garachico. Llama la atención como se las ingenia la gente para aprovechar la costa aún cuando es complicada como en este caso. El borde del mar, gracias a unas pocas intervenciones, se ha convertido en un complejo de baño accesible para niños y mayores.



Después del baño fuimos a comer a un restaurante de Garachico que se llama Casa Gaspar. Excelente comida, la mejor de toda la semana, a un precio también bueno.



Como fin de fiesta habíamos reservado para el último día,una excursión en catamarán para ver los acantilados de Los Gigantes. Yo me equivoqué al hacer la reserva y contraté otra excursión que salía de Puerto Colón de avistamiento de calderones (ballenas tropicales) y otros animales.

La empresa con la que contratamos se llama Bonadea II al igual que el catamarán que nos llevó. Me gustó el compromiso con el medio ambiente y el turismo sostenible que practican pues nos explicaron bastantes cosas relacionadas con el tema en esa zona. Vimos bastantes "bichitos" y alguna que otra basura flotando que recogieron.




Estas fotos no las hicimos nosotros, son de la web de Bonadea.
Las nuestras son estas que siguen.


Terminado el paseo marino nos desplazamos hacia un pueblo que se llama El Médano porque nos habían hablado bien de su playa y de un restaurante que se llama EL Templete. Al llegar nos encontramos que el restaurante estaba en la parte alta de un centro comercial bastante feo (al igual que el pueblo), pero bueno, eso no importa siempre que la materia prima lo merezca.
Varios pescados y postres de la zona además de las papas arrugás con mojo. Muy rico y, como siempre, a unos precios sensatos.


Bien comidos, bajamos andando a la playa que estaba bastante concurrida y nos sentamos en la terraza de un hotel (Hotel El Médano) que está justo encima de la playa y tiene unas escaleras para acceder desde la terraza hasta el mismo agua. Muy chula.
El ambiente de este sitio nos gustó pues es bastante familiar y algo hippie ya que es zona famosa para los surferos.



Bueno, hasta aquí hemos llegado.

La experiencia tinerfeña me ha gustado mucho pues te mueves por paisajes muy variados, se come muy bien y la gente es amabilísima. Recomendable a todo tipo de personal.