viernes, noviembre 21, 2014

POR FIN CONOCÍ AMSTERDAM

Durante bastantes años mi actividad viajera se ha centrado en Sudamérica y es por eso que tengo muchas cosas pendientes en Europa, de entre todas ellas una de las que más me llamaba era Amsterdam,

Aprovechando la fiesta de la Almudena y dos días que se pidió Ramón, p’allá que nos fuimos con un billetito barato de Iberia Expres, el viernes 7 salimos por la mañana hasta el martes 11, cuatro días estupendos.

He de decir que la ciudad nos recibió con lluvia y frío, el panorama al salir a la calle desde Central Station fue un poco desagradable, pero claro estábamos en el norte de Europa y el clima ya se sabe, supongo además, que el hecho de que en España nos haya llegado el invierno muy tarde, influyó en esta sensación negativa.

Hago un inciso para cuestionarme los horarios de entrada a hoteles y apartamentos, no sé cuál será el motivo por el que se han retrasado considerablemente (en España también) pero antes las 12:00 am. era lo normal y ahora son las 14:00 am. Pienso que esto te condiciona bastante cuando llegas a una ciudad por la mañana porque, como nos ha pasado en esta ocasión, tuvimos que comer con la maleta a cuestas y hacer un poco de tiempo hasta que nos dieran la llave del apartamento. En fin, todo no es perfecto.

Estos pequeños inconvenientes se vieron compensados cuando llegamos al alojamiento porque era “monízimo”, el dueño muy simpático y todo estupendo. La ubicación, si bien no era de lo más céntrico, estaba en un barrio agradable y a media hora andando de la Plaza Damm (puro centro). Aquí os dejo unas fotos.

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El sábado es cuando realmente empezamos a disfrutar de la ciudad, salimos temprano en dirección al Rijks Museum dando un paseo largo siguiendo el Lijnbaansgracht (canal que llega justo hasta el museo), hacía fresco pero la sensación era de lo más agradable.

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El museo me encantó porque es de lo más variado, hay colecciones de todo: pintura (lo mejor), escultura, cerámica, ropa, armas, etc. muy bien mezclado en un edificio maravilloso. Por cierto, haciendo un poco de patriotismo, nos enteramos allí de que las últimas obras de restauración (casi diez años) las dirigieron dos arquitectos españoles Cruz y Ortiz. Muy recomendable ir temprano porque a partir de media mañana se empezó a llenar y los cuadros más famosos de Rembrandt se rodearon de una masa infranqueable.

Desde allí nos adentramos en el núcleo central de la ciudad por una calle muy bonita llena de tiendas de arte y antigüedades que se llama Spiegelstraat, visitamos el mercado de las flores (Bloemenmarkt) y buscamos un restaurante de la zona que , según había leído, tenía muy buenas vistas. Se llama Blue (Singel 457 C. Comercial Kalvertoren), en realidad es una cafetería en donde puedes comer hamburguesas, sándwich, bitterballen, tartas…todo lo que probamos estaba rico y no fue caro, merece la pena por el sitio.

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Os dejo el link para que veáis más fotos.

Lo de las bicis en Amsterdam es un tema fundamental, por un lado despiertan (a mí por lo menos) una envidia tremenda pues se utilizan por toda la ciudad de una forma cómoda y bien organizada, y por otro acojonan un poco ya que algunos ciclistas habituales (¿será por esa envidia que nos dan? ) se mueven con una chulería que a veces raya en la insolencia, especialmente en los pasos de cebra. No obstante creo que es una gozada poder vivir en una ciudad en que la bici te sirva como único medio de transporte ¡Qué cuerpazos!

Hay bicis por todas partes incluso te puedes tomar unas cervecitas mientras pedaleas.Fiesta

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El domingo pensamos que era mejor alejarse de los museos para evitar las masas de turistas así que nos fuimos, andandito también, al Jardín botánico. He de reconocer que para ser el país de las flores el botánico es un poco pobre, pues aunque tiene algunas plantas exóticas me pareció bastante pequeño, también hay que tener en cuenta que por ser otoño las plantas no estaban en su mejor momento. De todas formas, creo que los paseos son la actividad más agradable de esta ciudad y en este caso el recorrido transversal de la ciudad (de este a oeste) no nos defraudó.

A la salida del botánico seguimos paseando por la Waterloo Plein, Blauwbrug (el puente sobre el río Amstel), el Barrio Rojo…

Una curiosidad que llama mucho la atención: Casas inclinadas. Amsterdam

Si curiosas y bellas son las fachadas de los edificios, también suelen ser muy estrechas, y es que un impuesto municipal gravaba según la anchura de la fachada de la casa. Construían los edificios muy estrechos, para tener que pagar menos al fisco. Al estar edificadas sobre suelo inestable ganado al mar, muchas de la casas de Amsterdam suelen estar inclinadas hacia un lado debido a la inestabilidad del terreno. Esto es un hecho corriente en otras ciudades que también están asentadas en pantanos o canales de agua como es el caso de Venecia.

Algunas casas están inclinadas hacia delante. Al ser los pasillos y las escaleras muy estrechas es literalmente imposible entrar muebles. Así pues construían las casas inclinadas hacia adelante para poder izar con mayor facilidad los muebles por las ventanas superiores mediante la polea que se puede apreciar en lo alto de casi todas las casas.

Aunque en la foto no se aprecia bien hay muchos edificios que parece que están torcidos, sobresalen al lado de otros pero inclinados, como si se fueran a caer.

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Lo anterior es información que he encontrado navegando, las fotos de ahora sí son de Ramón en Waterloo Plein, los puestos de este mercado permanente me parecieron muy bonitos.

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…Y volvimos hacia nuestra zona para comer por allí en un restaurante que nos había recomendado la propietaria del apartamento. El sitio tenía muy buena pinta pero parecía cerrado, supongo que por ser la una del mediodía de un domingo. Empujábamos a una puerta y otra cuando pasó por allí una señora muy amable y nos dijo (nos señaló más bien porque hablaba holandés) que sí estaba abierto, así que insistimos hasta que una de las puertas cedió, nada más entrar nos recibió una chica con cara de cierta sorpresa y nos preguntó ¿For lunch? por todos estos detalles deduzco que les pillamos recién abiertos y que los domingos en Amsterdam se debe de comer más tarde. La chica hablaba poco inglés, menos que yo, o sea casi nada, y nos dio una carta no muy amplia, por lo que he visto en la web http://www.speijkervet.nl/ me parece que nos dio algo así como para picar y consiguió ofrecernos el plato del día que eran unos raviolis de morcilla con fish ¿¿¿¿¿¿ Confundido, pues sí, con nuestro afán aventurero los pedimos y estaban muy ricos, el fish resultó ser pulpo o similar. También tomamos una hamburguesa buenísima con carne de verdad y unos rilletes ricos, todo acompañado de dos copas de vino y dos cervezas nos costó 40,95€, buen precio. Vista a toro pasado la web pienso, aún sin entender nada porque está en holandés, que este restaurante debe de merecer bastante la pena, el local es amplio, luminoso y bien decorado ¡La próxima vez iremos bien informados!

Esa tarde quedamos con Aichane, la hija de nuestra amiga María, que está viviendo y trabajando desde hace una año y algo en Amsterdam, el horario para vernos fue un poco raro porque trabaja de guía turístico y nos contó que estaba hasta arriba de trabajo, tours por la mañana y por la tarde, muchos españoles y argentinos. Nos encontramos en Damm a las cinco de la tarde, en ese momento estaba animadísima y llena de turistas de todo el mundo. Apareció con su bici y nos llevó a un pub muy agradable, nos tomamos dos cervecitas con ella y tuvo que marcharse para el tour del Barrio Rojo. A propósito de este barrio me llamó muchísimo la atención un detalle y es que muchas de las chicas que están en los escaparates las ves con el móvil en la mano chateando, de vez en cuando levantan la vista a la calle y echan una sonrisita forzada y siguen dándole a la tecla. Muy provocador.

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Yo tenía antojo de una sopa de cebolla y como el tiempo acompañaba bastante nos fuimos a Rembrandt Plein en donde había leído acerca de un restaurante que la hacían muy bien. La suerte nos acompañó porque encontramos sitio pronto a pesar de la cantidad de gente que había y la sopa estaba buenísima. El sitio se llama De Nachtwacht (Igual que el cuadro de Rembrant)

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El lunes tempranito nos pusimos en camino hacia el Museo Van Gogh, esta vez no enfilamos un canal sino una avenida grande que nos llevó hasta allí. Tuvimos que hacer un poquito de cola para entrar pero no demasiado, de todas formas yo recomendaría comprar los tickets previamente por internet pues es más rápido. El museo no es muy grande y se ve bien, el único inconveniente es, como siempre, la gente que se acumula delante de los cuadros más famosos y no te dejan ver. Nosotros alquilamos la audio guía que merece la pena pues cuenta bastantes historietas de la azarosa vida de este pintor. Otra peguilla: una de las salas estaba en reforma y no se podía visitar.

Después de recrearnos la vista con los cuadros maravillosos de Van Gogh salimos a la calle y hacía un sol espléndido, fresco, eso sí, pero bonito. Así que nos lanzamos a recorrer el barrio De Pjip que, según nos contaron, es de los caros. Hay un mercado muy bueno, con muchas cosas bonitas y variadas a lo largo de la calle Albert Cuypstraat, de hecho se llama Albert Cuypmarkt.

WP_20141110_11_43_47_ProWP_20141110_12_15_33_ProEn el mercado.

Terminado el paseo por el mercado nos sentamos a tomar una cañita en un bar con bastante solera, en la terraza pegaba un solecito de lo más agradable.

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La comida estuvo muy bien, fue en un restaurante italiano de este barrio de Pjip. Se llama Pomorosso y está en Ceintuurbaan 71 http://www.pomorosso.nl/ristorante/# la comida muy casera y hecha con cariño. La foto del carpaccio es una muestra.

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¿Qué mejor despedida de esta ciudad que un buen paseo? Enfilamos otro canal y volvimos hacia la zona de Waterloo pues el mercado sólo lo habíamos visto cerrado. Cervecita en uno de esos pubs tan bonitos y fin de la historia, al día siguiente había que madrugar.

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Dos buenos detalles para el viaje en avión: el primero es que el hay trenes casi continuamente desde Central Station al aeropuerto (10€) y el segundo, para los fumadores como yo, en el aeropuerto (por lo menos en la terminal que nos tocó) había una Smoking room al lado de las puertas de embarque que te hace la espera bastante más ligera.

Como me pasa siempre, el primer contacto con una ciudad tan interesante como esta me despierta un gusanillo picajoso que me incita a volver para conocerla con más calma, una vez superado el impacto y el despiste inicial.

Dag Amsterdam!

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