viernes, diciembre 21, 2007

HE ESTADO LEYENDO EL BLOG DE UNA AMIGA Y VEO MÁS LITERATURA, ASÍ QUE YO ME HE ANIMADO Y AHÍ OS VA UN RELATILLO DE LOS MÍOS.

"ABRIENDO PUERTAS"

De repente se encontró frente a una casa que tenía una forma rara, rara para ser casa pero, al mismo tiempo, una silueta muy familiar. Redonda aunque algo ovalada por la parte de arriba, con vegetación ensortijada que cubría la parte superior y los laterales, en donde sobresalían también dos balcones casi idénticos. Si uno se paraba frente a ella y ponía un poquito de distancia, podía ver cómo la puerta grande y semiabierta, el balcón puntiagudo, y dos ventanas con cortinas parecidas a dos ojos cerrados, te situaban delante de una cabeza. Merodeó un rato alrededor, despacio y cautelosa para que nadie interrumpiera, pero la ansiedad por entrar y curiosear por dentro era ya demasiado fuerte. Un impulso íntimo y secreto la apremiaba.

Edna empujó la puerta, era grandota y pesada, un portón de casa antigua, de dos hojas pequeñas encajadas en otras más grandes con remaches de hierro. Parecía un poco desvencijada por el uso “Sin duda por ella ha pasado mucha gente, muchas cosas y unos cuantos años” pensó al oír el crujido de la puerta.

Caminaba muy despacio, tanteando todo con sus manos adelantadas, sentía una pesadez en los párpados que casi no la dejaban ver. Una vez dentro, nada más pasar el portón, encontró a una mujer que enseguida la reconoció y se acercó a ella tomándola de la mano. Edna, a su vez, también distinguió al momento aquel rostro: era el mismo que, unos días más guapo y otros días horrendo, veía cada mañana al despertarse en el espejo que tiene enfrente de su cama.

“Quiero ver esta casa, recorrerla entera, cada cuarto, cada esquina, hasta los lugares más bajos o esquinados. ¿Tú me la puedes enseñar?-preguntó.”

“Qué te pasa, estás dormida?- dijo la señora riéndose- Aunque la cambiemos un poquito cada día, esta casa, tu casa, sigue siendo la de siempre, pero bueno, si te apetece jugar, haremos como si no nos conociéramos.”

Entonces se puso seria y mirando de frente a la casa comenzó a explicar.

“Hay una parte grande por la que pasa mucha gente, entran y salen sin parar, aunque es verdad que cada día que pasa el ritmo es más lento. De todos los que han ido pasando, los hay que se han ido instalando en las habitaciones principales, son las que dan al jardín, y excepto algún día de tormenta están siempre abiertas y aireadas. Yo me encargo de que la estadía sea de lo más confortable, tan agradable, que nunca quieran irse. Hablamos, comemos, leemos, a veces hacemos el amor y casi siempre se escucha música de fondo.
En el lado derecho hay además, muchas habitaciones de invitados, unas más desahogadas que otras, las mejores están casi siempre reservadas, a veces con pensión completa, medio pensionistas o sólo para reposar.”

“Más próximas a la puerta, se encuentran algunas que, aún siendo muy acogedoras, cuando se ocupan, los pasajeros tienen estancias no demasiado extensas. Ha habido, no muchos, que no han vuelto nunca, porque no les ha gustado, o porque la casa les ha puesto veto.
Por último, pegadas al recibidor, y con salida directa a la calle, están las de de los viajeros de paso, sólo para cortísimas estancias y en muchos casos se les admite por puro compromiso. De estas últimas casi no llevo registro.”

Edna, agarrada a la mano de su guía, escuchaba sin mirar a nada, aunque tenía los ojos casi cerrados era fácil averiguar su pensamiento, los gestos cambiaban con cada explicación, a veces pareciera que la piel se hinchara de emoción, en otro momento esa misma piel se quedaba fría, luego cambiaba de color y se ponía roja.

“Bueno ¿quieres seguir jugando?- dijo la voz de la mujer- te puedo enseñar la zona central, pero en esa sólo entro yo, allí descanso, me encierro a veces para ordenarla. Intento poner cada cosa en su sitio aunque no siempre lo consigo, sin saber por qué, hay ciertos bultos que siempre están en medio, en ocasiones me he tropezado con ellos y me he caído haciéndome daño. Supongo que algún día dejarán de molestar.”

En ese momento Edna ya tenía los ojos completamente cerrados y respiraba lentamente, la mujer tuvo que sujetarla en sus brazos para que no cayera desplomada.
ESTA VEZ CREÍA QUE HABÍA ENGAÑADO AL ORDENADOR PERO DE ESO NADA.

LA HISTORIA DE LA EXPOSICIÓN DE MI TÍO JESÚS OLASAGASTI EMPIEZA POR EL FINAL. O SEA, QUE HAY QUE IR UNAS CUANTAS FOTOS ATRÁS PARA SEGUIRLO EN ORDEN.
Esta es una de las curiosidades que incluía la exposición: una foto del tío Jesús con Picasso en el Club Naútico de San Sebastián. Había también una poesía (el original) de Gabriel Celaya dedicada a él y una nota de Zuloaga en la que responde a la invitación de boda diciendo que asistirá encantado pero que no sabe la hora. Lo más gracioso de todo es la dirección que figura en el sobre (matasellado, por suspuesto), "Jesús Olasagasti - Artista Pintor- En una calle que baja a Miraconcha.


La señora del abrigo azul es MªJesús López de Sosoaga, comisaria de la exposición. Amabilísima y que nos hizo un recorrido por ella amenísimo.

EN FIN, QUE HA SIDO UN GUSTAZO VOLVER A SAN SEBASTIÁN DE ESTA FORMA.
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Aunque pintó un poco de todo, la mayor parte de sus cuadros son retratos. Para mi gusto maravillosos, estos que están abajo son los de la familia. El de mi madre (que le tiene Luisi) está sin terminar.
La tía Luisi
La tía Pili
Los primos Luis y Vicente.
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Bueno, y a lo que íbamos, la exposición.
Aquí la familia en la puerta. Fué muy agradable pues la comisaria de la exposición, que ha hecho una tesis sobre la pintura de J.Olasagasti, nos la guió y, como se sabe su vida y milagros mucho mejor que la propia familia, nos contó muchísimas curiosidades.
Estos son algunos de los cuadros que más me gustaron.

Este se llama "Hermanas" y son sus cuatro hermanas de mayor a menor (mi madre que era la pequeña es la que está a la izquierda con el costurero).
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Cenamos con parte de los primos que también se les da muy bien lo del manduque.


Este es un pincho del Aloña Berri un bar que ha tenido muchos premios y este es uno de ellos "chipirón en equilibrio".
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Con motivo del centenario del nacimiento de mi tío Jesús (un hermano de mi madre), se organizó en San Sebastián una exposición monográfica de su pintura.

Estuvo estupendo porque nos fuimos una parte importante de la familia y lo pasamos fenómeno. Estas fotos son en la parte vieja y como podéis imaginar nos pusimos morados de pinchos y de vinos.

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