jueves, diciembre 01, 2016

…Y SE ACABÓ EL VIAJE A CHILE (Escala en Buenos Aires)

 

Para finalizar este viaje tan cansado teníamos pensado pasar ocho días en Buenos Aires esta ciudad que tanto me gusta y en la que tengo estupendos amigos.

El departamento que alquilé a través de Airbn estaba en pleno barrio de la Recoleta, muy cerca de la embajada de Francia y era enorme, cuatro dormitorios, dos baños y dos aseos, un terraza grande, un salón amplísimo….en fin, una gozada.

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Por si a alguien le interesa estaba en la calle Parera.

Llegamos de Santiago justo a la hora de comer así que nos fuimos directamente al Palacio de la Papa frita, ese restaurante tan clásico que tanto nos gusta. Curiosamente no admitían (“temporalmente” rezaba un cartelito) tarjetas de crédito lo que nos supuso un problema ya que no teníamos pesos, sí admitían euros y dólares pero con un cambio bastante ruinoso.

IMG_20161030_144415 Si os fijáis en el luminoso rojo y vertical que se ve en medio de la foto, pone Papa Frita. Como decía, un clásico en Corrientes 1612.

Tengo que decir que cada vez que llego a Argentina me encuentro un panorama diferente respecto al dinero extranjero: unas veces cambias en mercado negro de forma muy ventajosa, otras las tarjetas de crédito funcionan perfectamente y con muy buen cambio, y otras, como en esta ocasión, las tarjetas no se admiten en muchos establecimientos y el cambio de moneda es francamente complicado porque sólo se cambia bien en el Banco de la Nación después de hacer largas colas. Las casas de cambio ofrecen unos cambios malísimos.

Con este panorama monetario la solución fue juntar dinero de todos y echar una mañana en una cola del Banco Nación. Al final todo tiene solución.

El plan, por lo menos el mío y el de Ramón que ya hemos estado varias veces en Bs. As., era pasear y disfrutar de la ciudad sin ningún plan preconcebido. Yo además quería encontrarme con todos los amigos que he ido haciendo por allá (Analía, Graciela, Alejandro, Marcia, Kike y mi familia Cancela)

Pasear por el barrio de Palermo que tanto me gusta

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Por Corrientes

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Por San Telmo a saludar a Mafalda.

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Por la Recoleta, a tomar una picada en La Biela y disfrutar de sus árboles majestuosos.

IMG_20161031_170030IMG_20161101_13022820161031_170224 Fachada de La Biela.

Por supuesto el fin de semana no nos perdimos el mercadillo de Recoleta.

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Una de las cosas que más me gusta en Buenos Aires es pasear sin rumbo fijo e irte encontrando con las cosas así, sin haberlas previsto (o casi porque mucho ya lo conozco). Precisamente en uno de esos días tontos nos encontramos con esta exposición tan agradable en el Palais de Glace, una pequeña joyita en pleno Recoleta que a pesar de estar un poco deteriorado merece la pena visitar. Se inauguró como sala de patinaje para la jet de los años dorados de principios del XX, luego fue club de baile, de tango y finalmente sede de la Dirección Nacional de Bellas Artes, desde hace tiempo es sala de exposiciones. La, mejor dicho las, exposiciones que nos encontramos fueron tres variadas de dibujo, escultura y retrato de Diego Perrotta, Ayax Barnes y Julio Lavallen respectivamente. De los tres, desconocidos para mí, las obras que más me gustaron fueron las de Ayax Barnes pintadas muchas con alquitrán.

Por si alguien va y se quiere informar previamente os dejo aquí el link https://www.palaisdeglace.gob.ar/

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Los cubos debajo de la gotera (y no eran estos los únicos) son una muestra del estado en que se encontraba esta preciosa sala de exposiciones.

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Otro de mis hobbies porteños es ir al teatro y comer bien (bueno, este como sabéis no sólo en Buenos Aires)

De teatro lo más divertido ha sido el teatro Ciego, algo que me ha sorprendido tanto como gustado, “Lo que ves cuando no ves” es el subtítulo. De los varios espectáculos que tienen asistimos a uno que se llama A Ciegas Gourmet que por ser algo tan novedoso os dejo la explicación que se ofrece como presentación:

“A Ciegas Gourmet es el único espectáculo que combina una cena gourmet, especialmente diseñada para ser degustada en la más absoluta oscuridad, con una obra de Teatro Ciego, que tiene la particularidad de tener música en vivo a cargo de una cantante y un pianista.

El espectador podrá conocer un bar de Buenos Aires de los años´40. Los personajes contarán las diferentes historias de amor de su vida a la espera de la llegada de una importante cantante. La música y sus relatos harán que el público pueda viajar por diferentes y divertidos escenarios. Guiado por la cadencia de la voz de la cantante y acompañado por el pianista Carlos Cabrera, el espectador podrá ser parte de la escena viviendo una experiencia musical y teatral única, un viaje a través de los sentidos.

Este espectáculo propone también una cena diferente, un menú con 6 pasos de degustación comenzando por una entrada y finalizando con un postre, con opciones de menú vegetariano y apto para celíacos, los cuales deberán ser solicitadas con 48hs de anticipación al día de función (con bebida libre opcional entre vino, gaseosa o agua). El menú podrá ser degustado en total oscuridad sin dificultad alguna, permitiéndole a los espectadores concentrarse en los diferentes aromas y sabores de los platos mientras disfruta del espectáculo.

A Ciegas Gourmet combina lo mejor de la música, el teatro y la comida. Nos invita a disfrutar, a sentir y a vivir una experiencia única en total oscuridad.” 

Muy recomendable la experiencia, espero que llegue pronto a España.

De lo del comer os cuento alguna experiencia nueva pues ya tenéis varias de mis múltiples visitas a esta ciudad.

El club de la milanesa especializado como su propio nombre indica en el filete empanado tan típico. De gran tamaño y con diversas combinaciones.

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Dos italianos, uno bueno pero más sencillo. El Broccolino, en donde se comen muy buenas pastas y una cosa curiosa que es una cebolla entera empanada y frita.

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El otro es de lo más peculiar y además está en una calle muy agradable cerca del Jardín Japonés. Se llama Guido’s y es original porque el menú no lo eliges tú, simplemente te van poniendo platos diferentes todos muy ricos. El dueño es y se comporta acorde al local.

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Otro sitio para comer que nos gustó fue el Alé, Alé en Palermo, una cooperativa de trabajadores en la que se come un buen menú a precios estupendos. 20161102_144945

¿De qué manera mejor se puede despedir uno de Argentina que con una buena “parrisha” en buena compañía? Pues así fue. El domingo antes de venirnos nos reunimos en el club GEBA (Oscar es socio) un espacio inmenso en Palermo con canchas para todo tipo de deportes y, por supuesto, con parrillas comunitarias. Hacía mucho calor pero eso no nos impidió ponernos morados de carne y vino precedidos de algunos manjares chilenos y españoles (salmón chileno y jamón ibérico) que habíamos traído para la ocasión. Kike, el parrillero perfecto, sudó lo suyo pero consiguió el objetivo.

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La sobremesa la hicimos en nuestra espléndida terraza de Parera, buen whisky y buenos amigos, no se puede pedir más.

¡Volveré, no lo dudéis!

Aquí termina el periplo de 2016 que, a pesar de algún pequeño contratiempo, ha sido un buen año.

jueves, noviembre 24, 2016

…Y SE ACABÓ EL VIAJE A CHILE (Parte III)

IMG-20161111-WA0017En vuelo desde Puerto Montt llegamos a Punta Arenas, la última ciudad del continente americano, el punto más austral de la masa continental de América. Más al sur se encuentran Ushuaia y otros territorios pero son islas. La idea de visitar esta ciudad vino por dos motivos: uno porque es casi inevitable para visitar las Torres del Paine y otro porque me llamaba mucho la atención la idea de ver el estrecho de Magallanes y pensar que estaba en “el culo del mundo”.
Precisamente estuve leyendo esos días el libro de Stefan Zweig “Conquistador de los mares: la historia de Magallanes”.
Hasta que se abrió el canal de Panamá fue una ciudad muy próspera pues está a orillas del estrecho de Magallanes, un punto estratégico que comunica el océano Atlántico y el Pacífico. A mediados del siglo XIX llegaron multitud de colonos europeos que se dedicaron a explotar la minería y la ganadería y a prestar servicios a los barcos que comerciaban por el estrecho. Quedan de esta época muchos edificios de estilo europeo y un diseño de ciudad bastante cuidado (calles amplias y bien distribuidas).
Actualmente es una de las ciudades con mejor renta per cápita de Chile gracias a la extracción de petróleo y a la actividad portuaria (muchos cruceros y viajes a la Antártida), también hay bastante ganadería.
La sensación que te da en un primer momento es algo inhóspita pues es muy extensa y algo rara. Pero según te vas moviendo por ella le vas sacando el jugo, por el centro te encuentras con unos palacetes muy bonitos como el de Sara Braun y el de Braun Menéndez (dos personajes para un culebrón), un cementerio elegante y curioso, su plaza de armas con estatua de Magallanes…y unas avenidas anchas con bulevares en medio en los que hay unos árboles espectaculares y gigantescos. Buena oferta gastronómica y me dio la sensación de que es una ciudad bastante activa.  
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La reserva que habíamos hecho aquí a través de Booking la cambiamos unas semanas antes, en un principio reservamos dos cabañas para cuatro personas cada una pero más adelante el dueño nos ofreció un departamento al lado con tres dormitorios. También esta vez acertamos porque era un piso (hablando en castellano) independiente amplísimo y recién reformado. Muy cómodo. El alojamiento se llama Cabañas Shenu Patagonia y lo recomiendo totalmente, además de las condiciones del alojamiento, el trato fue amabilísimo y nos dieron todo tipo de facilidades como lo que ya comenté al principio de guardarnos parte del equipaje en los días que viajamos a Puerto Natales.20161025_094640IMG-20161028-WA0096La recepción de Shenu Patagonia
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El señor que nos vino a recoger al aeropuerto nos ofreció para el día siguiente un city tour  y una excursión de todo un día para ver los pingüinos rey. Unos elegimos un plan y Ana (por su amor a estos animalitos) y Chus el otro. Creo que cada uno disfrutó lo suyo, nosotros viendo monumentos curiosos y bonitos de la ciudad, y comiendo centolla y ellas viendo otra especie diferente de pingüinos, haciendo fotos al paisaje magallánico y también comiendo centolla.
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Los piscos en este hotel tan bonito (dentro de la casa de Sara Braun) sabían a gloria. El rojo está hecho con calafate una fruta de bosque parecida al arándano y el naranja es mango sour.
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El día antes de regresar a Santiago dormimos también en Punta Arenas, comimos carnaza buena en un restaurante que se llama Los Ganaderos y paseamos tranquilamente.
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Una historia muy curiosa es el caso de la inmigración croata (dálmatas en su mayoría) que fue muy importante en Chile a principios del siglo XX, la mayoría se instalaron o en el norte (Antofagasta) o en esta zona de Magallanes. El piso nuestro estaba en el barrio croata de Punta Arenas  que ha debido de tener mucha historia, si queréis profundizar podéis pinchar aquí: Barrio Croata
Este Café Inmigrantes estaba cerca y era muy acogedor además de ofrecer unas tartas caseras interesantes.
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Uno de los destinos del viaje más esperados era Puerto Natales y más concretamente el Parque Nacional Torres del Paine, así que después de tres horas de viaje en autobús desde Punta Arenas llegamos a lo que será nuestra última aventura de Chile.
Puerto Natales es una ciudad pequeña que vive mayormente del turismo, en otros tiempos fue famosa por un gran frigorífico que se construyó en 1915 (Frigorífico de Puerto Bories) que tuvo mucha actividad con buques mercantes que llevaban carne a Europa. Las instalaciones se han conservado perfectamente y ahora es un hotel de lujo de la cadena SIngular Hotels.
Nuestro alojamiento era bastante más modesto pero ubicado en pleno centro de la ciudad. Sencillo pero suficiente y, como siempre, con una atención perfecta.
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Excursión a Torres del Paine: empezar aclarando que hay muchas formas de visitar este parque y nosotros elegimos el más cómodo pero lógicamente el más reducido.
Para adentrarse bien hay que hacer una ruta de cuatro días (la llaman W) pero nosotros ni teníamos tiempo ni preparación física para hacerlo, la otra ruta es de 10 días ¡Impensable!
Lo nuestro fue un tour por el Mirador del Lago Nordenskjold, Mirador del Lago Grey, Glaciar Grey, el Macizo del Paine y el Lago del Toro, los Cuernos del Paine, la mayor parte en minibús y alguna caminata cuando el viento nos lo permitió.
Sobran las palabras cuando tengo estas fotografías.
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Preciosos y exóticos paisajes con los que disfrutamos a tope.
Rematamos nuestra tournée por este país con (por supuesto) una cena estupenda en el restaurante Giratorio de Santiago, se come muy bien pero merece la pena ir porque está en un piso 18 y gira así que ves perfectamente toda la ciudad.
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Y nos vamos “a descansar” a Buenos Aires Open-mouthed smile Winking smile  In love