Este mes de marzo, por pura casualidad, he viajado a dos islas canarias, a Lanzarote que ya lo conocía (hace 16 años) y a Gran Canaria en la que nunca había estado, bueno sí estuve en 1987 pero de paso hacia Fuerteventura y prácticamente no vi nada.
LANZAROTE
Aquí llegué con Jany para visitar a Edouard que lleva viviendo allí desde hace un tiempo. Para alojarnos teníamos reservado un apartamento en un resort de estos grandotes que hay en casi todas las zonas playeras. Se llama Los Zocos y la verdad es que está muy bien y te ofrecen un servicio muy atento. Como en todos estos sitios organizan muchas actividades de gimnasia, música, juegos, etc. aunque nosotras no participamos en ninguna, únicamente utilizamos la piscina. Bueno, para lo que son este tipo de sitios creo que merece la pena. Además está situado muy cerca de la playa y del centro comercial de Costa Teguise.
Por cierto, tengo que recomendar la compañía de alquiler de coches pues me ha parecido muy barata y con un servicio excelente, no te piden tarjeta de crédito para reservar, te incluyen todos los seguros y un segundo conductor sin coste alguno. El precio ha sido: recogida el 7 a las 11 de la noche en el aeropuerto y entrega el 12 por la mañana también en el aeropuerto: 74,25€ Se llama Pluscar. Muy recomendable.
Una anécdota graciosa del resort: el primer día quedamos a mediodía con Edouard en la piscina del resort para tomar el aperitivo y, un poco antes de que llegaran, nos sentamos Jany y yo con la intención de tomar un vino, pero resulta que el único vino que tenían era “wine on tal”, es decir, vino de grifo. La camarera, ante mi cara de duda evidente, me lo dio a probar ¡mamma mia! caía en el estómago como un punzón afilado. Cosas de los guiris, que cuando vienen a estos sitios de pulserita “todo incluido” se beben hasta al agua de los floreros. Nos fuimos a tomar el aperitivo a un bar normal fuera del resort.
Como era el primer día y teníamos gana de pescadito fresco, nos fuimos a Arrieta, un pueblo del norte, a comer a un restaurante que se llama Amanecer, un chiringuito agradable encima del mar con cocina simple pero rica: pescados frescos, papas arrugás, queso fresco canario…lo típico. Rico y barato.
Fotos debajo del restaurante echando el cigarrito de después de comer. Como veis muchas de las playas no están preparadas para tumbarse a echar la siesta, es lo que tienen las tierras volcánicas.
Para la sobremesa subimos a Orzola un pueblo que está casi en la punta y al bajarnos del coche la temperatura había bajado cuatro o cinco grados, o por lo menos la sensación térmica, porque había una niebla húmeda que te calaba hasta los huesos. Cambio sorprendente en tan poca distancia.
Al día siguiente paseíto por la zona comercial de Costa Teguise, tabaco, productos de aloe vera y una gorrita para el sol pues empezaba a apretar. Cuando llegó la hora de comer (nuestra favorita por si alguien no se ha dado cuenta) nos encontramos con Edouard y María y nos encaminamos hacia Famara en la costa oeste. Yo había leído sobre un restaurante elegantillo y con comida canaria pero algo más historiada, así que allá que nos fuimos. El Risco está también encima del mar pero, a diferencia del de Arrieta, es de mantel de tela y camareros uniformados, aquí unas buenas gambas y un arroz negro muy rico. Más caro, eso sí.
La excursión del día (no todo es comer) fue a un sitio precioso que se llama Los Hervideros, está al lado del Timanfaya y son una especie de acantilados de lava volcánica con unas formas raras y agujeros por donde se cuela al agua del mar, cuando las olas vienen fuerte sube el agua y parece que hierve, precioso.
Hay caminitos por medio de la lava para pasear y ver estos agujeros. Los turistas parecemos hormigas de colores.
Paradita en El Golfo que es el pueblo más cercano y donde está la Laguna o Charco verde. Además de ver este curioso fenómeno (es verde por el azufre y por un tipo de alga) tuvimos la suerte de coincidir con la puesta de sol.
La verdad es que esta isla está llena de “monumentos” naturales únicos y como es muy pequeña se pueden recorrer casi todos en poco tiempo.
Nuevo día y toca disfrutar un poco de la piscina del resort. Desde por la mañana las mejores tumbonas las han cogido los guiris madrugadores que, previo desayuno pantagruélico de beans, salchichas y bacon, se tumban a pleno sol como si con ellos los rayos UVA no tuvieran nada que hacer. A mí la verdad es que me importa poco pues el so y yo no somos buenos amigos pero Jany (como buena guiri, je, je) sí mantiene sus costumbres y consigue pillar tumbonas. Un ratito piscinero con baño incluido y ¡A comer!
Siguiendo la ruta turística nos fuimos a Teguise en el interior de la isla, es el segundo municipio más poblado de la isla y a mí me parece bastante agradable. Como casi toda la arquitectura de la isla está muy bien conservado y cuidado pues aún siendo turístico no ves atentados al buen gusto.
Al ser un día entre semana y hora del almuerzo había bastantes negocios cerrados pero comimos bien en una pizzería que se llama El Sabio, rica la comida, muy amable el trato y precio barato ¿qué más se puede pedir?
Por la tarde visitamos Arrecife la capital, no es muy bonita pero es lo más auténtico de la isla en lo que a población autóctona se refiere. Se ve también mucho inmigrante que supongo son los que trabajan en las zonas turísticas. Paseamos por las calles peatonales por donde Edouard suele ponerse con sus malabares.
Lo que me pareció más curioso es el Charco de San Ginés, un entrante de agua marina en torno al cual hay un montón de bares que se llenan a última hora de la tarde.
Casi todos los días descansábamos un rato a la vuelta de la excursión y a última hora quedábamos en el centro de Costa Teguise para cenar algo y tomar una copita. Lo más animado es lo que llaman el Pueblo Marinero que es una placita muy mona rodeada de bares con un templete en medio en el que actúa gente. Entretenido.
Y llegó el último día. Como Edouard y María tenían que montar su puesto en el mercadillo de Tahiche (un pueblecito cerca de Costa Teguise) buscamos un restaurante por la zona y encontramos uno decorado por Cesar Manrique que se llama Los Algibes de Tahiche. Es muy bonito y está especializado en carnes a la brasa aunque también tiene pescado. Elaboran cerveza artesanal y la carta de vinos es bastante amplia.
Aunque no es de los más baratos merece la pena visitarlo por el sitio en sí y por la comida que es rica.
Para fin de fiesta teníamos el carnaval de Costa Teguise. Aunque todo el mundo (no canario) se pregunta como es posible que en esas fechas siguieran de carnaval la cosa tiene su explicación: la afición carnavalera de los canarios es conocida y como todos los pueblos quieren tener su momento de gloria, y a la gente le gusta participar en unos y otros, pues comienzan con los más suntuosos de Las Palmas y Tenerife y lo siguen alargando por los municipios más pequeños hasta no sé cuando (el día 25 todavía me pilló el carnaval de Agaete en Gran Canaria).
Lo que más me atrajo del desfile fue la variedad de gente que participa en él, mujeres y hombre de todas la edades y estilos. Desde una charanga de mujeres entraditas en años hasta una patulea de “yogurines” siguiendo a un DJ Oso Panda. Todos perfectamente organizados y disfrazados con trabajo y disciplina, no como en Madrid y Toledo que por lo general se disfraza cada uno a su bola o como puede. Batucadas y charangas, carrozas y pasacalles, drags queens…en fin, muy alegre y divertido.
Nosotros nos pusimos algún trapillo de los que usa Edouard para sus espectáculos y lo disfrutamos a tope.
Vuelta para la península porque en una semana vuelvo a cruzar el charco, esta vez para Las Palmas
GRAN CANARIA
En este viaje improvisado hemos tenido de todo, viento, lluvia, sol…variadito. En el norte de la isla, en Las Palmas, en donde vivíamos, atacan los vientos alisios que provocan nubes y la sensación es fría aunque la temperatura no baje mucho (14-16 grados) ,pero te bajas al sur y como la cadena montañosa que hay en el centro de la isla para estos vientos, pues hace un sol espléndido y calorcito. Dos climas en una distancia de 50 km.
Desde mi punto de vista, lo más curioso de esta isla es la diferencia entre el norte y el sur, este último es una invasión total de complejos turísticos masivos. El excelente clima que se goza todo el año ha desatado desde los años 60 la voracidad de la industria turística, sin límites ni controles. Hablando claro, es una sucesión de edificios más o menos grandes, de estética cuando menos dudosa, de campos de golf y de chiringuitos en torno a las playas. La Playa del Inglés, aquí las masas de guiris (mucho turismo gay) deambulando por una ciudad horrible y una playa bonita pero destrozada, son la mejor muestra de lo que a mí menos me gusta del turismo.
Las fotos son de Puerto Rico (una de las playas del sur) y Playa del Inglés.
En fin, en el sur hay zonas más agradables como la del faro de Maspalomas que tiene resort más lujosos y mejor dispuestos, más desahogados y de menos alturas, con un diseño y decoración cuidados…vamos, que aún estando lleno de gente la estancia es más atractiva.
De los 10 lugares recomendados por el patronato de turismo, sólo 2, las dunas de Maspalomas y el puerto de Mogán (este más que dudoso para mi gusto) están ubicados al sur.
Hasta aquí lo que no me ha gustado, ahora voy con lo bueno. Una cosa muy bonita y a la vez original es la cantidad de esculturas que hay desperdigadas por toda la isla, en rotondas, plazas, taludes de las carreteras. Por lo que he podido leer hubo (desde finales del XIX) bastante costumbre de erigir esculturas conmemorativas y no sé si vendrá de ahí la idea pero es llamativo.
Una muestra
Y estas aunque efímeras son también esculturas.
Bueno, como he interrumpido un poco la redacción de este viaje y ya tengo la cabeza en el próximo, voy a relatar brevemente lo más importante y lo que conviene anotar para futuras visitas.
La ciudad de Las Palmas tiene un casco histórico muy agradable, urbanísticamente es bastante caótica y la falta de planificación y control de los años 60 y 70 (y más) es evidente. Menos mal que se han conservado algunos edificios bonitos y ahora están en primer plano.
Esta última es de un Zara que hay al lado de la casa de Galdós.
Desde la catedral
Lo que más me ha gustado de la ciudad es el tipo de vidilla que tiene pues aunque se ve turisteo predomina el ambiente isleño y autóctono, de ciudad portuaria, mezcla de razas y de vida sencilla pero bien disfrutada.
Hemos comido muy bien, yo he disfrutado muchísimo viendo a los surfistas que desde las siete de la mañana y hasta la tarde se pelean con las olas, la gente no puede ser más amable y relajada…en fin ¿qué más se puede pedir?
Hasta aquí Las Palmas, pero también hemos conocido algunos pueblitos muy agradables como Agüimes y Arucas en el interior,
Agaete, Puerto Mogán y Maspalomas en la costa.
Agaete fue nuestra despedida especial.
Aquí acaba el relato (un poco precipitado) de esta escapada canaria muy divertida.
Como he dejado que pase demasiado tiempo os dejo las referencias que “mi amigo” Google maps me recuerda y que me gustaron.
- Restaurante Perrachica en Las Palmas (al lado de la casa de Galdós)
- Mercado de La Vegueta
- Restaurante La Barbería en el casco antiguo de Las Palmas.
- Faro de Maspalomas Restaurante El Senador
- Restaurante Casa Nasas en Agaete
Os dejo con una foto curiosa.
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