gloritis: …Y SE ACABÓ EL VIAJE A CHILE (Parte 2)

Pasando por Santiago para cambiar de ropa tomamos el avión a Puerto Montt, a la zona de los lagos. El alojamiento y la visita era a Puerto Varas, una ciudad cercana más pequeña pero más pintoresca.

Esta ciudad se creó gracias al asentamiento de inmigrantes alemanes a mediados del siglo XIX y se sitúa a orillas del lago Llanquihue.
Nada más llegar hicimos un city tour en lancha por el lago que es enorme, es el segundo más grande de Chile con una extensión de 860 km². Un paseo agradable y entretenido porque te cuentan toda la historia y desarrollo de la ciudad así como la geografía del entorno. Cerca están los volcanes Osorno y Calbuco. Este último erupcionó en abril de 2015 varias veces y obligó a evacuar a parte de la población.
Aunque no hacía nada de calor la gente parece que disfruta del agua y nosotros con estas pintas ¡Qué dura es la vida del turista!

Paseamos en torno al lago y cuando llegó la hora de cenar nos dirigimos a un restaurante con renombre al lado del embarcadero pero estaba todo reservado, ante nuestra decepción la señora nos indicó otro restaurante, más sencillo según ella, pero de confianza: La Chamaca.
Un acierto total, camareros amabilísimos, la comida autóctona y superfresca, en fin que disfrutamos un montón de la centolla, los locos (un molusco de la zona muy rico), ceviche y el mejor salmón que he comido yo en muchísimo tiempo.

Esto es un loco.

En Puerto Varas teníamos un alojamiento especial, estaba a unos 2/3 kilómetros del centro, en una urbanización elegante. Una cabaña tipo loft con todas las comodidades y muy bonita diseñada, estufa de leña con combustión de pellets (cilindros pequeños de serrín) muy sencilla y cómoda. Bueno, tengo que decir que en el caso de los lavabos el diseño ha podido frente a la utilidad porque eran tan pequeños que casi no te podías lavar los dientes. Pero no me digáis que no mola.

Vistas hermosas al volcán Osorno.

Bien desayunados nos recogió un minibus para hacer la excursión pertinente al volcán Osorno y los saltos del Petrohué. Comimos en la cafetería de una estación de esquí (cerrada en esta época)
De nuevo las fotos me ayudan a contar estos parajes tan bonitos.

Se nota que es una zona muy rica, a la ida nos pararon en una especie de granja de llamas y a la vuelta otra de terneros. También hay mucho criadero de salmón.

Un detalle cachondo con las pacas de paja.
Siguiente parada: Isla de Chiloé

Para llegar a esta isla nos recogió en P. Varas un minibús que llega por carretera hasta Pargua y, subidos en el minibús, cruzamos en un transbordador hasta Chacao, ya en la isla.
El nombre de Chiloé es el de todo un archipiélago pero esta, que es la isla más grande con muchísima diferencia es la que da el nombre.
El alojamiento lo teníamos reservado en Castro, la capital, que está como a 100 km. de Chacao. Un hostel que es un palafito (Palafito Hostel) muy agradable, en realidad es un hostel “de lujo” porque teníamos habitaciones dobles o triples con cuarto de baño y todo tipo de comodidades. Las estancias comunes daban a la ría sobre la que estaba construido el palafito, un salón de madera con chimenea y un comedor para compartir las cenas con otros clientes. Es el único sitio en todo el viaje en el que hemos compartido alojamiento con otros viajeros, el resto han sido apartamentos o cabañas para nosotros solos.

Esta isla me ha encantado por su sencillez, sus paisajes y playas, su artesanía. Todo es muy rústico y elemental.
En cada pueblo hay una iglesia de madera y el conjunto de ellas (16 creo) se ha declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Nosotros sólo vimos una en Castro, otra en Dalcahue y otra en Anchao.
En Dalcahue hay un mercado de artesanos interesante, sobre todo se trabajan la madera y la lana en todas sus modalidades, juntas y separadas. Al lado de este mercado están las cocinerías que vienen a ser como los mercados de San Miguel o San Antón que ahora están tan de moda pero mucho más ajustados a su nombre: cocinería. Son múltiples cocinas con una barra en donde puedes degustar lo que se está cocinando.

Hay toda una mitología chilota muy curiosa que representan en muñecos hechos de paja, madera o lana.
https://es.wikipedia.org/wiki/Mitolog%C3%ADa_chilota
Otro día subimos al norte de la isla, a Ancud, en un intento por ver pingüinos, los vimos pero desde una lancha y desperdigados y hay que reconocer nos quedamos un poco defraudados porque teníamos la experiencia de Trelew en Argentina que los teníamos paseando a nuestro lado y a cientos. Pero mereció la pena la excursión porque comimos estupendamente en una playa muy bonita y nos reímos bastante a la hora del aperitivo. La situación era la siguiente: queríamos tomar un pisco sour de aperitivo pero se celebraban ese día elecciones municipales, lo que supone ley seca. Ante la cara de tristeza que debimos poner, el guía que nos había llevado hasta allá y que era conocido de la zona negoció en el restaurante un piso camuflado que nos bebimos en una roca con todo el gusto del mundo.

Como dije al principio hemos tenido muchísima suerte con los guías y la gente que en general nos ha atendido.
Antes de que se me olvide quiero recomendar un restaurante de Castro al que fuimos el primer día siguiendo las indicaciones de Tripadvisor, se llama El Mercadito y es una delicia, los chicos que lo llevan son un encanto y la comida se sale un poco de lo habitual. La decoración muy divertida y con gusto.