…Y SE ACABÓ EL VIAJE A CHILE (Parte 1)

Nunca había sentido tanto cansancio después de un viaje (y creo que mi experiencia no es poca), agotada y relajada llevo toda la semana. Le he dado alguna vuelta a esta sensación para mí novedosa y he llegado a la conclusión de que “disfrutar también agota”. No tiene otra explicación pues, reconociendo el esfuerzo físico que ha sido mucho, el mental que en mi caso por ser la organizadora ha sido también importante, la somnolencia y relax que he tenido esos días sólo se puede deber a una sobrecarga de disfrute y a la necesidad de mi mente de parar y asimilar tanta sensación.
En fin,elucubraciones mías.
En general el viaje ha salido perfecto en lo que a organización y a intendencia se refiere, exceptuando a las compañías aéreas LATAM  y Aerolíneas Argentinas, que nos han tomado el pelo en varias ocasiones, lo demás ha cuadrado estupendamente. Claro, lo había organizado yo, je, je.  No, no, soy vanidosa pero creo que no tanto, porque las casualidades y las sorpresas desagradables pueden aparecer en cualquier momento y al mejor de los organizadores. Me lo trabajé mucho, pero la buena suerte y el buen talante de las personas con las que hemos topado ha sido lo más importante. Desde aquí un olé por todos los chilenos que nos han recibido y atendido con muchísimo oficio y educación.
Unas simples reseñas para que os hagáis una idea de lo que cuento:
- En el apartamento de Santiago (estupendo Plaza Huelen), los propietarios Miguel y Christian nos permitieron dejar parte del equipaje en su casa mientras viajábamos al norte y al sur, tremendo detalle.
- Los mismos anfitriones nos facilitaron los desplazamientos a y desde el aeropuerto poniéndonos en contacto con Víctor un chico español simpatiquísimo y perfecto anfitrión con el que congeniamos desde el primer momento. Nos llevó de excursión a Valparaíso y Viña un día entero y luego nos acompañó en alguna otra movida por Santiago.
- Los guías que nos acompañaron en Atacama, Puerto Varas, Chiloé y Torres del Paine muy correctos y preparados para su trabajo. Siempre en grupos pequeños (máximo 10 personas), lo cual habla bien de las empresas turísticas que organizan estos tours.
- En el alojamiento de Punta Arenas también pudimos dejar las maletas grandes para hacer las excursión de dos días a Puerto Natales.
Hubo más detalles buenos pero estos son un ejemplo de lo que cosas así te pueden ayudar y mejorar las sensaciones y vivencias en un viaje.
AL GRANO QUE SE TE VA LA OLLA
El viaje comenzó bastante mal con la noticia de que Luisi no podía venir, nos faltaba un pilar fundamental y además la idea de viajar a Chile había sido suya en principio, menos mal que (adelantándome en el tiempo) este disgusto se ha visto recompensadísimo porque Juan está estupendamente.
Del vuelo hasta Santiago con Aerolíneas Argentinas mejor ni hablo porque me salen espumarajos por la boca y esas experiencias desagradables mejor no recordarlas (sólo cuando tenga que volver a comprar un billete).
Santiago yo ya lo conocía pues en mis épocas de trabajadora tuve que ir allí varias veces. Ha cambiado algo como es lógico pero su ambiente es sobrio, con poco turista y la gente amable pero lo justo. La ciudad en sí no tiene grandes atractivos, para mí por lo menos, a excepción del cerro Santa Lucía y el cerro San Cristóbal, alguna casona de principios del siglo XX escondida entre edificios nuevos de poco gusto, la Alameda que es un paseo agradable eje de la ciudad y el barrio de Bellavista en plan movida alternativa. Tampoco se ve un comercio interesante si exceptuamos el Mercado Central y sus alrededores, eso sí, nada de modernidades. En definitiva que es una ciudad más o menos amable pero que, en comparación con el resto del país, no merece demasiada atención.
En estas fotos se resume un poco nuestros paseos por Santiago.


Antes de que llegara Ramón hicimos una excursión con Víctor a Valparaíso y Viña del Mar. Un poco rápida pero nos dio tiempo a visitar la casa de Neruda “La Sebastiana” que me encantó. De Valparaíso, en lo poco que vi, me quedó una sensación de caos como toda ciudad portuaria pero con ese toque artístico que le dan la cantidad de personajes relacionados con el arte que han vivido y pasado por allí. En Viña sólo nos hicimos una comidita al lado del mar.

Vaya casita que tenía Neruda.

Hasta aquí Santiago, hacemos la mochila y nos vamos a San Pedro de Atacama.
Para mí otra dimensión, una experiencia diferente a cualquiera de las que he tenido en la naturaleza. Tengo que decir que nunca había estado en un desierto, pero creo,por lo que he leído que este es diferente.
La verdad es que hablamos de los lugares que conocemos con cierta alegría pues hemos estado en San Pedro y unos cien kilómetros a la redonda (no en toda la redonda, pero vale) y resulta que este desierto tiene una superficie de 105.000 km², o sea que no hemos visto casi ná.
Llegamos en avión (a Calama) al mediodía y, después de tomar posesión de la casa nos dimos un paseo por el pueblo que es muy curioso, son construcciones simples de una altura, hechas de madera y chapa ya que aquí los temblores son bastante frecuentes. Ambiente hippie y mucho perro suelto por las calles. Se puede comer bien y a buen precio comida tipo pizza, empanadas, pollo asado…en bastantes establecimientos, eso sí, nada de fumar ni siquiera en los patios, sólo en la calle. Otra norma curiosa es que no te sirven alcohol si no comes, ¡ni que fueran nuestras madres! Parece que ha habido un tiempo en que se puso el pueblo muy de moda y por la noche se montaban borracheras multitudinarias, vamos como Benidorm pero en pleno desierto.
 

Al día siguiente por la tarde, hicimos una excursión al Valle de la Luna que está en la Cordillera de la Sal, uno de los lugares más áridos de la tierra. Impresionantes las formaciones rocosas y salinas en medio de arena, efectivamente el paisaje lunar lo podemos imaginar así.


Regresando nos paramos (nosotros y todos los turistas de la zona) en un lugar estratégico para ver la puesta sol.

Y la salida de la luna al lado del volcán Licancabur

Siguiente y último día: tour día completo por la Laguna Chaxa (en donde anidan y habitan tres tipos de flamencos), el Salar del Talar o Piedras Rojas porque está rodeado de piedras volcánicas rojas y las lagunas de Miscanti y Miñiques.
Es de lo más curioso el hecho de encontrarte con estas concentraciones de agua en medio del desierto y te preguntas ¿de dónde viene este agua? pues parece que de las filtraciones de los deshielos de la cordillera. Esto está a 3950 metros de altitud y al ser tan seco se evapora muy rápido formando estas salinas.
Como curiosidades nos contaron que este salar de Atacama produce el 25% de las reservas mundiales de litio. También se extraen bórax y otras sales potásicas. Los restos de sal, una vez tratados, se regalan a los países nórdicos a cambio de que se los lleven, en los países fríos lo utilizan para el deshielo de las carreteras.
Unas fotos creo que serán más expresivas de lo que yo pueda contar.
LAGUNA CHAXA
El efecto reflejo es curiosísimo.



PIEDRAS ROJAS
Como en casi todos estos sitios hay muchas leyendas acerca de los beneficios que produce el mojarse los pies en estas aguas. Por si acaso todos nos mojamos.
El color del agua es increíble.




LAGUNAS MISCANTI Y MIÑIQUE
Están separadas por una lengua de lava del volcán Miñique y el color azul del agua es totalmente distinto al de Piedras Rojas pero también precioso.
Las vicuñas se pasean tranquilamente como Pedro por su casa (que efectivamente es lo que es).


Esta última foto es robada de internet pero la pongo porque sirve muy bien para hacerse una idea del lugar.
¡Sin palabras!
Regresamos a San Pedro cansados y alucinados.
Despedida de nuestra casita y vuelta a Santiago para afrontar el siguiente salto hacia la región de los Lagos.