Del Sol del Caribe nos fuimos a la helada Patagonia, a El Calafate.
De aquí todo lo que se me ocurre son
maravishhas, que diría un argentino: el hotel con un spa espectacular, la gente amabilísima y los glaciares que te dejan hipnotizada; es un espectáculo de la naturaleza realmente especial, los cambios de colores según el enfoque del sol, los desplomes y en fin, pensar que esa pared de hielo se está moviendo delante de tus ojos es algo que te produce mucha emoción.
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