viernes, agosto 31, 2007


3. Este vendedor de collares en la playa, mucho más curioso que los habituales, pues era casi ciego, iba “amanecío y rascao” (en venzolano sin dormir y borracho), y cargando con un buen expositor de collares bajo un sol de justicia. Se sentó con nosotros a conversar (de Chávez naturalmente) y después de un rato, como nos debió sentir de confianza nos dejó todo los billetes que llevaba para que se los ordenaramos de forma que él los pudiera controlar y como premio nos regaló dos pulseritas, eso sí, a cambio de dos cigarritos.

Además de nuestro amigo vendedor, compartimos con otros habitantes de la zona igual de tranquilos que él.

Posted by Picasa

No hay comentarios: