27 de agosto, cumple de Ramón y las vacaciones se acaban. Con una cenita (¡como no!) en el restaurante Astrid y Gastón, muy conocido en el “coño sur” pues tiene sede en Lima (de donde son originarios), Quito, Santiago de Chile, Bogotá, Caracas y Madrid, como decía, con una estupenda cena, decimos adiós a este verano y comenzamos a trabajar. Yo tengo que procesar todas las encuestas que hice por los países andinos y, me gustaría llegar a Madrid (el 13 de septiembre) con casi todo hecho. Me espera una reforma grande de gaztambide y quiero tomármelo con tranquilidad.
Por una vez, y sin que sirva de precedente, creo que la secuencia de las imagénes y textos va bien, o sea que empieza por donde debe: el principio.
viernes, agosto 31, 2007
Cuento a partir de aquí nuestros viajecitos que han sido sobre todo variados.
Empezamos en Isla Margarita, sol y plan playero total.
Nos alojammos en un hotel muy bonito, especialmente su ubicación, al pie de una montaña y con una playita preciosa. El ambiente es un poquito hortera en esta época, te obligan al plan “todo incluído” con la pulserita que a mí, particularmente, me parece un coñazo y un poco timo porque te dan bebida y comida a discreción, pero la calidad deja bastante que desear, especialmente la bebida, materia en la cual somos bastante “expertos”. Pero bueno, como teníamos un “carro” alquilado nos movíamos por la isla a diferentes playas y hemos disfrutado a nuestro aire: pescadito de chiringo auténtico, de los que ya no quedan en España, vendedores playeros curiosos, puestas de sol preciosas, incluso masajitos en la misma playa.
Cosas curiosas:
1. La seguridad de los albañiles trabajando sobre un andamio que se subía manualmente (poleas a ambos lados), si uno le daba a la manivela más fuerte que el otro, el andamio se quedaba desequilibrado. Los alemanes se descojonaban viendo la escena con una copita en la mano, pero la verdad es que era mejor no mirar pues la sensación de inseguridad era enorme.
1. La seguridad de los albañiles trabajando sobre un andamio que se subía manualmente (poleas a ambos lados), si uno le daba a la manivela más fuerte que el otro, el andamio se quedaba desequilibrado. Los alemanes se descojonaban viendo la escena con una copita en la mano, pero la verdad es que era mejor no mirar pues la sensación de inseguridad era enorme.
2. Esta imagen estaba en el hall del hotel y es la Virgen del Valle, patrona de Margarita. Lo que nos llamó mucho la atención es esta versión de la figura original ¿será una versión erotica-festiva por eso de que hay mucho guiri?. Os confieso que nosotros, dado que somos absolutamente irreverentes con esto de la imaginería religiosa (supongo que gracias a la intensa convivencia forzosa en nuestra infancia), y ayudados de 2 ó 3 caipirinhas, la apodamos Ntra.Sra. de la.p…..
3. Este vendedor de collares en la playa, mucho más curioso que los habituales, pues era casi ciego, iba “amanecío y rascao” (en venzolano sin dormir y borracho), y cargando con un buen expositor de collares bajo un sol de justicia. Se sentó con nosotros a conversar (de Chávez naturalmente) y después de un rato, como nos debió sentir de confianza nos dejó todo los billetes que llevaba para que se los ordenaramos de forma que él los pudiera controlar y como premio nos regaló dos pulseritas, eso sí, a cambio de dos cigarritos.
Además de nuestro amigo vendedor, compartimos con otros habitantes de la zona igual de tranquilos que él.
Del Sol del Caribe nos fuimos a la helada Patagonia, a El Calafate.
De aquí todo lo que se me ocurre son maravishhas, que diría un argentino: el hotel con un spa espectacular, la gente amabilísima y los glaciares que te dejan hipnotizada; es un espectáculo de la naturaleza realmente especial, los cambios de colores según el enfoque del sol, los desplomes y en fin, pensar que esa pared de hielo se está moviendo delante de tus ojos es algo que te produce mucha emoción.
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