sábado, junio 12, 2010


Bueno, además de muchos bichos y millones de plantas, aquí viven también muchos humanos con los que estoy conviviendo, unos pocos, u observando a otro montón.


De ellos, por el momento, sólo puedo decir cosas agradables pues, aparte de la "erre" tan rara que pronuncian y de la forma tan complicada en que se entienden con las direcciones, por lo demás son muy amables y educados, son simpáticos y se ríen mucho.

La gente con la que tratamos en el Ministerio es muy eficiente y nos están ayudando muchísimo, cosa bastante inusual o que por lo menos yo no había encontrado hasta ahora. En otros sitios, los funcionarios suelen recibir al consultor de mala gana, con la sensación de "ya viene el europeo listo a decirnos cómo hay que hacer las cosas", pero, como os decía, aquí ha sido todo lo contrario. Lo que les pedimos nos lo consiguen, nos llaman constantemente para preguntar, nos han puesto en contacto con todas las instituciones y personas que podían resultar de interés...en fin, todo de lo más fluido y fructífero.

En relación con la vida cotidiana, hay dos cosas bastante peculiares: una es los horarios, amanece muy temprano y la vida comienza a eso de las 5/6 de la mañana y otra es el sistema de transporte público.

Respecto a los horarios os doy dos datos que lo corroboran:

1.-El gimnasio al que voy que es muy grande y caro abre a las 5, y cuando yo llego a las 6 está a tope.

2.-El otro día que regresaba de una ciudad del norte (Liberia) en coche, la carretera estaba a las 6 de la mañana llena de niños esperando el autobús. Eso sí, todos jugando con el móvil, pero bien uniformados al lado de la carretera.

Lo del transporte público es curioso, se mueven en autobús y hay millones de ellos a todas horas, el problema es que todos llegan al centro y lo colapsan. Además, y es una pena, el centro de la ciudad se ha convertido en una gran estación de autobuses al aire libre. Eso degenera mucho el ambiente y esta situación es en parte, culpable del ambiente un poco sórdido de lo que debería ser un centro urbano peatonal y comercial.







Pero lo más alucinante del transporte de esta ciudad es el tren. Atraviesa por el medio de la ciudad y convive con los peatones, coches y autobuses sin el menor problema (bueno, algo peligroso sí es) pues no hay ningún tipo de barrera. Lo que evita bastantes accidentes es las pitadas a todo volumen que va haciendo en todo el recorrido.
Es de lo más chocante ir por una calle del centro y en un cruce, igual que ves pasar un coche, ves al lado el tren.

Y claro, tan familiarizados están con él, que lo mismo caminan tan tranquilos por las vías, como paran el coche encima de ellas para descargar un lote de rollos de papel higíenico. Como podéis comprobar en las fotos siguientes.




















Por hoy no se me ocurre nada más, sólo deciros que es un país de lo más interesante y accesible y que recomiendo a cualquiera.
Esto que yo os cuento es el día a día de los de aquí, luego hay miles de turistas que se mueven por todo el país, unos en plan hippie-ecológico-barato y otros en plan resort exclusivo playero. Se ve también en la tarde-noches de San José, bastante yanqui en plan putiferio. O sea que hay p'a todos los gustos.

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