El único inconveniente que encontramos era que la mar estaba demasiado furiosa y te daba unos revolcones poco aconsejables para estos cuerpos, así que después del segundo intento del que salí un poco acojonada dejé lo del baño para la piscina (que eso sí que no es sustituto del agua del mar).
Los niños que aparecían por allí se movían como pececitos sin problema alguno, aunque a mí me parecía que iban a desaparecer tragados por el agua en cualquier momento.
Creo que este verano vamos a repetir pues el que regenta este negocio nos contó que organizan excursiones en barco a diferentes sitios muy apetecibles, como dos parques nacionales que hay en la zona (Turépano y Paria) con paisaje interior espectacular y muchísimos animales, una fábrica de cacao, unas aguas termales...en fin mucho entretenimiento además de la estadía en un lugar como este.
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